CAPÍTULO 45

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Era incapaz de dejar de reír. Sus carcajadas se escuchaban por toda la estancia y parte de la casa. Se retorció. Intentó alejarse de él. Pero estaba luchando contra un auténtico pulpo. Sus manos estaban por todos los lados. Cada centímetro de su cuerpo. Con sus cosquillas a flor de piel. - ¡Rick! ¡Para! ¡Para! ¡Por favor! - suplicaba reiteradamente sin éxito alguno.

- Me has tenido calladito hasta que se han ido, sin dejarme hacer nada... Esta es mi venganza. - rio, mientras colaba una de sus manos por su camiseta, acariciándola de forma sugerente.

- Rick... - agarró su mano y en un movimiento poco certero, una de sus rodillas colisionó con la entrepierna de Richard que, inmediatamente, se apartó de ella y resguardó, sus partes, con ambas manos.

- ¡Kate! - se quejó amargamente.

- ¡Rick! - se llevó las manos a la cabeza - Lo siento, lo siento, lo siento. - intentó no reír ante la cara de dolor de su escritor.

- No te rías... - pidió entre dientes mirándola.

- No me río... - susurró conteniendo las ganas.

- Espero... que hayamos concebido el bebé estos días pasados. - incapaz de moverse de su posición, encogido por el dolor - Porque ya no creo que esta parte mía reaccione igual. - dijo todo convencido. Kate no pudo aguantar más. Estalló en una sonora carcajada. - Eso, eso... diviértete... No te cortes. - achicó sus ojos mirándola.

- Lo siento, de verdad, mi vida. - se acercó a él, dejando un beso en su mejilla.

- Uy, uy, uy... - saltó de la cama con algo de dolor - No te acerques... - sonrió en tono de broma.

- ¿En serio? - se cruzó Kate de brazos.

- Hmmm... - asintió - Mírame... - se encogió de hombros - Me has dejado KO.

- Vamos... - tocó la cama - Ven aquí... - le dijo bajito.

- No sé, inspectora... - sonrió.

- Sí, sí que lo sabes... - le hizo señas con sus brazos para que se acercase. Y Richard le hizo caso. De un salto, se colocó encima de ella, que cayó de espaldas contra el colchón. - ¡Vaya! El dolor se ha ido de pronto, ¿no?

- Ya sabes cómo son esos dolores... que vienen y van con facilidad. - pronunció con su media sonrisa y toqueteando su nariz.

- Rick... - coló sus manos por la camiseta y acarició su espalda.

- Hmmm... - la miró, concentrándose en sus ojos.

- Cuando recibamos la buena noticia de estar embarazados... - se sonrojó un poco.

- Que será muy pronto... - besó su nariz.

- ¿Tienes pensando algún nombre?

- Me parece que tú ya tienes pensado uno, al menos. - besó su cuello.

- Puede... - cerró sus ojos ante el ataque de caricias que estaba recibiendo por su parte.

- Y... ¿no me lo vas a decir? - apoyado en uno de sus antebrazos, para no caer con todo su peso en ella, su mano libre, encontró la piel del vientre de Kate y comenzó a dejar letargos de caricias en círculos.

- No sé... - se mordió su labio inferior.

- Ya... - subió su mano hasta uno de sus pechos y, por encima del sujetador, acarició uno de sus pezones hasta endurecerlo.

- Rick... - gimió, echando su cuello para atrás y alzando parte de su cuerpo, buscando más caricias.

- ¿Sabes lo que creo? - le susurró mientras su mano seguía perdiéndose en atenciones a ella.

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora