Capítulo 22

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Kate sentía dolor. En su pecho. Un tirón fuerte. Desgarrador. Seco. Se palpó apretando contra su herida. Abrió sus ojos. Estaba en su cama. Alexis, abrazada, a su lado. Desorientada, miró a varios lados de la estancia. Recordó haber ido a buscar a Richard al salón. Sonrió. Se habían acercado. Habían compartido un nuevo recuerdo. Su rostro se enfureció. De nuevo, la había devuelto a su habitación. De madrugada. Cuando la medicación le habían dejado completamente KO.

Richard entró en ese mismo instante, con la bandeja del desayuno y la medicación. Cuando observó cómo le estaba mirando, dejó todo en la mesilla, se sentó a su lado y no pudo evitar sonreír.

- Antes de que termines matándome con la mirada y sin motivo, te diré que escasamente 20 minutos atrás, estabas aún dormida, conmigo, en el sofá. Llegaba la hora de tu medicación y no puedes tomarlo sin nada en el estómago, así que me he levantado a hacer el desayuno, pero antes, te he dejado aquí en la cama. Así, desayunamos los tres juntos. - besó su frente y le colocó la bandeja.

- Gracias... - bajó su mirada al desayuno, un poco avergonzada y ante un Richard encantado con haberle dejado, por una vez, sin palabras.

****

El escritor dio la vuelta a la cama y se echó al lado de Alexis, con pequeñas caricias en sus bracitos para despertarla. - Calabaza... ya está el desayuno listo... Tienes una tortita increíble esperándote.

- Papi... - pronunció suave la niña, intentando despertarse.

- Vamos cariño, que se va a enfriar, luego sigues durmiendo un poco más.

- Vale. - desperezándose y sonriendo. - ¡Hola mami!

- ¡Hola mi vida! - sonrió acariciando su cabecita.

- ¿Te doy un abracito para tu herida? - Alexis.

- Sí, por favor... llevo un buen rato esperándolo. - le alargó sus brazos y la estrechó, suave, aguantando un poco el dolor de aquella cicatriz que tiraba, esperando por un nuevo calmante.

Richard y Kate cruzaron sus miradas, sonrientes, adorando a aquella pelirroja que era puro amor.

- Si no os ponéis manos a la obra, me como yo todo el desayuno, ¡eh! - corrió Richard hacia su posición y comenzó a comer, viendo como Alexis se sentaba, tapando su desayuno con sus manitas.

- Papi... no puedes comerte todo... luego te duele la barriguita. - le aclaró seria.

- Eso solo me pasa de vez en cuanto. - le guiñó un ojo.

- La última vez estuviste en la camita, ¿verdad mami? - miró a Kate que se quedó parada, sin saber cómo contestar.

- Bueno, pero eso fue porque al ver tantas películas seguidas, comí muchas golosinas y me vino un poquito de dolor. - le indicó con sus dedos, enfatizando en 'poquito' - Luego, me cuidasteis las dos. - sonrió.

Kate miró agradecida a Richard. El mayor objetivo que tenían era que Alexis no apreciase cambios significativos en Kate para que no volviese a aquel estado de shock, donde las inseguridades y los miedos, la encerraban en un callejón sin salida. - ¿Sabes lo que pasa cariño? - le preguntó Kate a Alexis - Que a tu papi lo que le gusta es que le cuidemos.

- ¡Es cierto papi! - rio Alexis.

- Esto de que estéis de acuerdo en todo... - les señaló con el dedo - ... no es justo, porque siempre pierdo. - notó como Kate se encogía por el dolor y agarró la medicación - Tómate esto ya Kate, te tiene que estar doliendo mucho. - le pasó un par de pastillas.

- Hay veces que tira mucho. - reconoció y sin pensarlo se tomó la medicación.

- Mami, ¿te pondrás pronto buena? - Alexis preocupada.

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora