Capítulo 28

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Sentía dolor. Movía su cuerpo hacia un lado y hacia otro. Se aferraba a su cuerpo. Él inmóvil, ofrecía su calor. El sol despuntaba. Raro. Demasiado cejador. Y desaparecía. Oscurecía. Kate sintió esas ráfagas varias veces hasta que comenzó a abrir los ojos. Entonces, una pequeña ráfaga de dolor, rasgo sus ovarios y saltó corriendo de la cama hasta el baño. Richard se movió, adormilado y notando el frío que la ausencia del cuerpo de Kate, había provocado. Abrió sus ojos y vio cómo su inspectora se movía por la habitación en braguitas y vistiéndose con un pijama.

- Ey... - Richard alargando su mano cuando pasó cerca de él.

- Ey... - se sentó a su lado.

- ¿Tienes frío?

- Frío, un poquito de dolor en mis ovarios... necesito comer algo para tomarme alguna pastilla.

- Ah... - se incorporó - Yo hago el desayuno... tú quédate en la cama. - saltó al suelo y se vistió corriendo con un pantalón de chándal y una camiseta.

- Rick... - se puso en medio - No hace falta, puedo bajar yo. Estás muy dormido. - acarició su cara.

- Kate... sé los dolores que te provoca la regla... llevamos ya un tiempo juntos y quiero cuidarte, como tú cuidaste de mí anoche. - la abrazó - ¿me dejas?

- Me desgarra por dentro Rick... este mes viene más dolorosa. Estoy agotada. No me acordaba de ella... y verás como el humor venga igual que el dolor... - se aferró a él con voz de niña. Richard rompió a reír. Y ella le dio un toque cariñoso en el hombro

- No te rías...

- Me río porque me parece que en estos días voy a tener no solo una niña, sino dos. - besó su frente - Pero me gusta.

- Me está viniendo tristona. - acomodó mejor su cabeza en su pecho.

- Pasará rápido, cariño. Además, para esto estamos calabaza y yo. Veras como te cuidaremos perfectamente. Y ahora... - la acercó hasta la cama - ...te metes en la cama, y esperas a que suba el desayuno y esa pastilla milagrosa que calma el dolor. Y después, tenemos que mirar tu cicatriz. Recuerda que tenemos que pedir cita a algún médico si vemos algo extraño. - besó su cabeza.

Cuanto estaba a punto de salir de la habitación, una pregunta se le pasó por la cabeza - Kate... ¿Dónde aprendiste a hablar español? En el avión me dijiste que más o menos entendías ciertas cosas pero te manejas muy bien... - explicó con algo de confusión.

- Esa es una historia que te contaré cuando tú acabes de contarme la tuya. - le sonrió.

- Eso es un trato. - salió de la habitación.

****

A la media hora Richard subió a la habitación con una bandeja cargada. Al entrar, su rostro se llenó de una sonrisa, Alexis estaba en la cama, abrazada a Kate. Las dos parecían tranquilas aunque podía ver como Kate tenía su mano aferrándose a su dolor.

- Ey... ya estoy aquí. - dijo bajito, sentándose al lado de Kate.

- Ey... - se incorporó un poco mientras Alexis se desperezaba - Huele muy bien.

- Me alegro. - colocó la bandeja en la cama - Con cuatro bocados, te tomas la pastilla para que te haga efecto cuanto antes.

- Mami está malita. - susurró Alexis - Le duele la tripita.

- Si calabaza. Tenemos que cuidarla.

- Si, papi. - asintió convencida.

- Veo que tengo unos estupendos enfermeros. No me puedo quejar. - Sonrió ante las atenciones de padre e hija - Aun así, después de desayunar, sería bueno que dieseis un paseo. Yo puedo descansar. No es justo que paséis todo el día aquí porque yo esté con mi dolor.

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora