Sentía dolor. Movía su cuerpo hacia un lado y hacia otro. Se aferraba a su cuerpo. Él inmóvil, ofrecía su calor. El sol despuntaba. Raro. Demasiado cejador. Y desaparecía. Oscurecía. Kate sintió esas ráfagas varias veces hasta que comenzó a abrir los ojos. Entonces, una pequeña ráfaga de dolor, rasgo sus ovarios y saltó corriendo de la cama hasta el baño. Richard se movió, adormilado y notando el frío que la ausencia del cuerpo de Kate, había provocado. Abrió sus ojos y vio cómo su inspectora se movía por la habitación en braguitas y vistiéndose con un pijama.
- Ey... - Richard alargando su mano cuando pasó cerca de él.
- Ey... - se sentó a su lado.
- ¿Tienes frío?
- Frío, un poquito de dolor en mis ovarios... necesito comer algo para tomarme alguna pastilla.
- Ah... - se incorporó - Yo hago el desayuno... tú quédate en la cama. - saltó al suelo y se vistió corriendo con un pantalón de chándal y una camiseta.
- Rick... - se puso en medio - No hace falta, puedo bajar yo. Estás muy dormido. - acarició su cara.
- Kate... sé los dolores que te provoca la regla... llevamos ya un tiempo juntos y quiero cuidarte, como tú cuidaste de mí anoche. - la abrazó - ¿me dejas?
- Me desgarra por dentro Rick... este mes viene más dolorosa. Estoy agotada. No me acordaba de ella... y verás como el humor venga igual que el dolor... - se aferró a él con voz de niña. Richard rompió a reír. Y ella le dio un toque cariñoso en el hombro
- No te rías...
- Me río porque me parece que en estos días voy a tener no solo una niña, sino dos. - besó su frente - Pero me gusta.
- Me está viniendo tristona. - acomodó mejor su cabeza en su pecho.
- Pasará rápido, cariño. Además, para esto estamos calabaza y yo. Veras como te cuidaremos perfectamente. Y ahora... - la acercó hasta la cama - ...te metes en la cama, y esperas a que suba el desayuno y esa pastilla milagrosa que calma el dolor. Y después, tenemos que mirar tu cicatriz. Recuerda que tenemos que pedir cita a algún médico si vemos algo extraño. - besó su cabeza.
Cuanto estaba a punto de salir de la habitación, una pregunta se le pasó por la cabeza - Kate... ¿Dónde aprendiste a hablar español? En el avión me dijiste que más o menos entendías ciertas cosas pero te manejas muy bien... - explicó con algo de confusión.
- Esa es una historia que te contaré cuando tú acabes de contarme la tuya. - le sonrió.
- Eso es un trato. - salió de la habitación.
****
A la media hora Richard subió a la habitación con una bandeja cargada. Al entrar, su rostro se llenó de una sonrisa, Alexis estaba en la cama, abrazada a Kate. Las dos parecían tranquilas aunque podía ver como Kate tenía su mano aferrándose a su dolor.
- Ey... ya estoy aquí. - dijo bajito, sentándose al lado de Kate.
- Ey... - se incorporó un poco mientras Alexis se desperezaba - Huele muy bien.
- Me alegro. - colocó la bandeja en la cama - Con cuatro bocados, te tomas la pastilla para que te haga efecto cuanto antes.
- Mami está malita. - susurró Alexis - Le duele la tripita.
- Si calabaza. Tenemos que cuidarla.
- Si, papi. - asintió convencida.
- Veo que tengo unos estupendos enfermeros. No me puedo quejar. - Sonrió ante las atenciones de padre e hija - Aun así, después de desayunar, sería bueno que dieseis un paseo. Yo puedo descansar. No es justo que paséis todo el día aquí porque yo esté con mi dolor.
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La sonrisa de su mirada
FanfictionRichard Castle la recuerda. Como si fuese ayer. Como si el tiempo no hubiese pasado. Y es que ella llegó a su vida de pronto, justo cuando más necesitaba una mano amiga, una mano a la que aferrarse y no saltar al vacío. Y cuando el destino vuelve a...