Capítulo 36

294 18 0
                                    


Aquella noche Kate se entregó como nunca a los brazos de Richard. Delicadamente, sintió cada fibra de su piel. En cada caricia. En cada beso. Cada roce. Con las yemas de sus dedos. Con sus labios. Su piel traspasando su piel. Se amaron toda la noche, como si estuviesen redescubriendo su amor. Como si, en silencio y mientras se amaban, estuviesen pronunciando los votos de la promesa de un futuro cargado de esperanza.

- Ey... - Richard entró por la mañana en la concina buscando a Kate.

- Ey... - se volvió, sonriendo.

- ¿Haciendo el desayuno tan pronto? - la abrazó por detrás.

- Hmmm... Tenía un poquito de hambre. - le confesó.

Richard agarró sus caderas y le dio la vuelta, subiéndola a la encimera, con cuidado de no tirar ninguno de los utensilios que Kate estaba utilizando. - ¿Qué haces loco? - le dio en el hombro con cariño.

- Yo también tengo un poquito de hambre, inspectora. - metió su cabeza en su cuello dejando pequeños mordiscos.

- Rick... No puede ser... Hemos estado toda la noche... - susurró dejándose llevar por sus caricias.

- Sí... Una de las mejores noches de mi vida... - la besó apasionadamente.

Cuando Kate notó como Richard colaba sus manos por su camiseta, lo detuvo. - Stop... Alexis... - dijo a regañadientes.

- Oh, vamos Kate, son las 7 de la mañana. - le miró pícaro - He entrado en su habitación y estaba completamente dormidita. Yo creo que nos da tiempo a hacer algo rapidito. - le guiñó un ojo.

- Ah, no, escritor... conmigo algo rapidito, no.

- Por mí no hay problema. - dejó un dulce beso en la comisura de sus labios y bajó hasta su cuello, dejando pequeñas caricias con su nariz, atrapando su aroma - ¿Cómo es posible que huelas siempre tan bien? - le dijo bajito, mientras sus manos atravesaban la tela de su camiseta y subían lento, muy lento hacia sus pechos, consiguiendo que Kate se arquease deseando más contacto.

- Oh... Rick... No sé qué me haces. - buscó sus labios desesperadamente - Pero no soy capaz de controlarme. - reconoció.

- Ya somos dos, mi vida. - le devolvió el beso mientras sus pulgares rozaron, concienzudamente sus pezones.

- Por favor... - apoyó su cabeza contra el armario de la cocina. Pero eso no le resto habilidad para agarrar la camiseta de Richard y quitársela.

- Creo que te voy convenciendo, inspectora. - sonrió sobre sus labios, para, después, colar su lengua y enfrentarse en una lucha sin igual contra su contrincante.

****

Richard indicó a Kate que lo envolviese con sus piernas y la sujeto llevándosela hasta el salón. Un salón que estaba ya completamente decorado para Navidad, envuelto en un impresionante árbol, figuras y luces en cada esquina. Decoración que enorgullecía, enormemente, al hombre de la casa.

El escritor llegó hasta el sofá con su musa, entre sus brazos, y se sentó. Kate, que había estado centrada, besando y acariciando a Richard, abrió sus ojos y vio con fascinación que toda la zona del sofá estaba invadida por pétalos azules.

- Rick... ¿por qué haces estas cosas? - la inspectora no pudo ocultar su emoción.

- Porque te quiero Kate y necesito que lo sepas. Todos los días. - le dijo serio.

- ¿Cuándo lo has hecho?

- Descubriste parte de mi secreto... pero no te puedo mostrar el secreto al completo... no, por ahora... - le miró con la media sonrisa que a Kate le enloqueció desde el principio.

- ¿Sabes lo que me provocas con esa sonrisa? - le dijo melosa.

- Mmmm... - asintió.

- No soy capaz de resistirme a ti. - susurró.

Estaban rodeados de pétalos azules. Inundados de ellos. En el sofá. En el suelo. Y varias rosas, colocadas estratégicamente, en la misma zona. En cada una de ellas, había una nota pegada.

- ¿Hay notas escritas? - preguntó curiosa.

- Mmmm... - sonrió.

- ¿Y puedo leerlas?

- No.- negó con la cabeza afianzando su respuesta.

- ¿Por qué?

- Porque eso hay que leerlo más tarde y no ahora...

- Entonces, ¿para qué me has traído hasta aquí?

- Para besarte mejor... - sonrió.

- Ya... di mejor, para dejarme con las ganas.

- ¿Me crees tan retorcido? - preguntó fingiendo molestia.

- No sé qué decirte en estos momentos...

- En estos momentos estás feliz, aquí, en mis piernas... ¿o me equivoco? - rio.

- Arrogante... - le susurró haciéndole muecas.

Richard se quedó durante varios segundos mirando fijamente a Kate. Exhaló fuertemente. - Eres increíblemente perfecta para mí, Kate.

- Mi vida...

- Eres lo que toda la vida he querido tener para siempre. Me enloqueces. Me tientas. Me haces enfrentarme a todos mis miedos. Me haces perder el miedo a querer. Eres buena para mí.

- Y si soy tan buena para ti... ¿por qué no puedo ir desvelando lo que viene en las notas?

- Porque si lo desvelas ahora, perderíamos toda la magia... - le dijo bajito, dejándole tiernas caricias en su cuello.

- ¿Qué es lo que has preparado?

- Es una sorpresa... Solo tienes que esperar un poquito y te irás sorprendiendo. - la besó en profundidad - Y todo, tendrá su fin, con una velada romántica esta noche, después de que nuestra calabaza se haya dormido.

- ¿Me vas a tener todo un día con la intriga?

- Creo que sí... - sonrió.

- Eso no es nada justo. Te lo aseguro.

- Pero sé que te va a gustar, Kate... lo sé... - rozó sus labios con los de ella, buscando una tierna caricia - Te prometo que va a ser, verdaderamente, especial.

Kate se estrechó entre sus brazos, escondiendo su rostro en su cuello. - Todos los días, contigo, son especiales.

- Pero lo que viene hoy... será mucho más. - besó su cabeza.

****

(Continuará...)

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora