Capítulo 34

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- ¿Alguna vez has sentido que el destino se equivocó al dejarte ir a un lugar por donde nunca deberías haber pasado? - preguntó mirándola con tanto amor que Kate respiró muy lento, sintiendo un delicado escalofrío, de pies a cabeza.

- Sí, creo que sé a lo que te refieres.

- Pues el día que conocí a Meredith, fue el ejemplo más claro de mi vida. - sonrió forzado.

- Rick... - acarició su mejilla - Conmigo no tienes que esforzar por sonreír. Solo quiero saber qué pasó para quererte un poco más. - le sonrió.

- Kate... - la besó - Es que cuando comparo lo que tenía con lo que tengo ahora me siento, completamente, idiota. - besó su frente.

- Bueno... quizá tenías que pasar todo eso para que al llegar yo, tuvieses claro que soy...

- La persona que he estado buscando toda mi vida. Sí. Lo eres. - Alexis se removió en sus brazos y ambos sonrieron. - En una de las primeras promociones de mi primer libro de éxito, me invitaron a una fiesta. Sinceramente, no tenía muchas ganas de ir, pero mi editora me dijo que debía aprender a venderme como producto. Así que, fui. Nunca he sido muy sociable. Siempre he tenido algún que otro problema para integrarme con naturalidad. Así que me dediqué a dar buen uso de las botellas de champán. - Dejó a Alexis echada en el sofá y se levantó, mirando por la cristalera, hacia el jardín - Estaba tan borracho que no me acuerdo qué ocurrió aquella noche. Solo me vienen flashes. Una pelirroja. Un tonteo. Y al día siguiente, una cama, una mujer a mi lado y un dolor de cabeza impresionante. - se encogió de hombros como autocompadeciéndose - Meredith. Me dijo que se llamaba así cuando le pregunté su nombre. - notó como Kate estaba justo tras él y respiró hondo - Siempre he necesitado que alguien me quisiera de verdad. Me aferraba a cualquiera. Incluso a ella. Y ella lo único que vio en mí, fue un chico que, por su éxito, podía ayudarla en su carrera como actriz.

- Mi vida... - susurró.

- En el fondo, nunca la quise. Me enamoré de la idea de ser querido. Ser amado. Pero, ¡qué absurdo! ¿Verdad? Porque no lo conseguí. Se quedó embarazada. Me lo dijo el mismo día que decidí romper con ella. Pero ella, habló antes que yo. Así que me callé. Y acepté asumir esa responsabilidad. Le pedí matrimonio y nos casamos.

Kate observó cómo Richard sufría un pequeño temblor y lo abrazó por detrás, dejando pequeños besos por su espalda.

- Cuando Alexis nació, fue el día más feliz de mi vida. En ese instante supe que jamás me volvería a sentir solo. Supe que ella sí que me querría de verdad. Y sentí un increíble alivio. Por fin, alguien, estaría conmigo siempre. Si la convivencia siempre fue complicada con Meredith... solo pensaba en ir de fiesta en fiesta para hacerse con todo tipo de contactos... Imagínate cuando en los primeros meses tuvo que estar pendiente de Alexis. Fue una pesadilla. Un calvario. Se quejaba por todo. Si lloraba. Si reía. Si había que preparar un biberón. Si había que cambiarle el pañal. Daba igual lo que fuese. Se quejaba. - entrelazó sus manos con las de Kate.

- Sigue... por favor... - suplicó muy bajito.

- Se ponía histérica. Cada vez que le explicaba que Alexis la necesitaba, se transformaba en alguien irreconocible. Me insultaba. Me decía de todo... - sonrió con ironía - Así que decidí que lo mejor era que yo me ocupase 24 horas de Alexis. Y Meredith fue desapareciendo. Me fue engañando con todo aquel con el que creía que podría conseguir un papel de primer nivel. Y dejó de acercarse a la niña. Durante dos años, nuestra hija Kate - apretó más fuerte las manos de ella - intentó acercarse a Meredith. Nunca lo consiguió. Y yo siempre me sentí impotente. Culpable. Mi hija vivía junto a una madre que la despreciaba. Y yo era incapaz de separarme de ella. Creía que no podría encontrar nada mejor. Que estar con Meredith era lo que me merecía.

La sonrisa de su miradaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora