Kate se despertó y estiró su brazo buscando el calor de Richard. No lo encontró. Alexis se aferró más a ella y sonrió, acomodándose hasta que escuchó varias voces provenientes del pasillo.
- ¿Papá? - sorprendida al salir de su habitación, entrar en el pasillo, intrigada, para ver con quién hablaba Richard, al otro lado de la puerta.
- ¡Hola Katie!
- No te esperaba.
- Me hago cargo de ello hija. Pasaba por aquí, llevábamos varias semanas sin vernos. - se excusó sin quitar su mirada de Richard.
- Imagino que ya os habréis presentado. - a media sonrisa, nerviosa.
- Sí. - afirmó Richard - Será mejor que me ponga algo de ropa - huyó de la escena como el rayo.
- ¿Y bien?
- Él es la persona de la que te hablé.
- Me suena de algo y no termino de acordarme.
- Es el escritor papá.
- ¡Eso! ¿Tú escritor favorito? - alzó la ceja interrogante.
- Se podría decir que sí. - le indicó el salón - Pero pasa y desayuna con nosotros.
- ¿Segura que no molesto?
- Papá...
- ¿Todo bien?
- Sí, muy bien.
- Te noto... como cambiada... no sé... - se sentó en el sofá - tienes una luz diferente en la mirada.
- No creo papá. - en la cocina - ¿Qué te apetece desayunar?
- Lo que tuvieseis pensando. - de pronto cayó en la cuenta - Aunque creo que aún no habíais pensado en ello. Tendría que haber llamado.
- Ya estás aquí papá. Así que no le des más vueltas. Además me gusta que os hayáis conocido. - se giró hacia su padre, entrelazando sus manos.
- ¿Hay algo más que tenga que saber?
- Si - dio un paso hacia él - Verás, no te lo comenté, porque no quería hacerlo por teléfono. Pensaba hacerlo en persona.
Richard... tiene una hija. Alexis - contuvo la respiración mirando a su padre.
- Lo sé hija. De vez en cuando sale en la prensa. - sonrió - Aunque a veces me aísle, intento estar siempre informado y da la casualidad de que ese escritor tuyo tiene, cada día, más éxito.
- Es verdad. - con cara de circunstancias.
- ¿Está aquí?
- ¿Quién?
- La niña, Katie, la niña.
- ¡Ah! Sí, está aquí.
- Bien, ¿y a qué esperas?
- No te entiendo papá.
- Ese hombre está escondido en la habitación muerto de la vergüenza... con su hija... ¿no crees que tienes que ir a buscarlos? Aún no he mordido a nadie. - sonrió con mirada burlona.
- Papá... - se fue a la habitación.
****
Richard estaba nervioso. Tan nervioso que no sabía si esconderse en el mismo baño y no salir de allí. Así que decidió que lo mejor era hacer las maletas y dejar los planes de ese fin de semana para dentro de 6 días, a no ser que Kate tuviese algún caso de última hora. En cambio, su hija dormía en todo su esplendor. Y Max, seguía hecho un ovillo, esperando a que su pequeña dueña abriese los ojos.
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La sonrisa de su mirada
FanfictionRichard Castle la recuerda. Como si fuese ayer. Como si el tiempo no hubiese pasado. Y es que ella llegó a su vida de pronto, justo cuando más necesitaba una mano amiga, una mano a la que aferrarse y no saltar al vacío. Y cuando el destino vuelve a...