El primer día pasó mucho más tranquilo de lo esperado. Después de comer, decidieron que lo mejor era descansar un rato y recuperar el sueño perdido, así que, todos juntos, se trasladaron hacia la habitación principal y durmieron. A las dos horas, Richard, se despertó. Miró a su alrededor, desorientado y sonrió al recordar que estaban allí, en su refugio. Comprobó que tanto Kate como Alexis dormían relajadamente y junto a Max, salió de la habitación.
El pequeño Bulldog que había crecido considerablemente, insistió en salir al jardín. Mientras olisqueaba su nuevo territorio, al que debía marcar considerablemente, Richard no tardó mucho tiempo en llegar hasta el cultivo de rosas blancas. Estaban perfectas. Ramón se había esmerado concienzudamente en cuidar y mejorar aquella parte del jardín. Recordó la historia de Carmen y Ramón... la historia de las rosas azules y deseó, fervientemente, ser capaz de cuidar su amor con Kate como esa pareja entrañable lo hacía el uno con el otro.
- Me ha costado encontrarte. - Kate abrazándolo por detrás.
- Me desperté y Max estaba un poco nervioso, así que bajamos para que paseara un poco por su nuevo jardín. - se volvió y la besó.
- No sabía que fueses tan romántico... Me encantan las rosas. - dirigiendo su mirada hacia el rosal.
- Vaya... Nunca me lo hubiese imaginado. Pensaba que era una inspectora dura, y poco dada a la ternura. - le sonrió.
- Las apariencias engañan. - lo besó.
- ¿Alexis?
- Con Max. - se dio la vuelta y vio como la pequeña y su perro caminaban hacia ellos - Ahí vienen.
- Está bien, ¿verdad?
- Sí, está contenta de estar aquí. Está abriéndose cada vez más rápido. Ya no supone un problema que lleguen cambios. Los acepta bien.
- Me parece que eres gran responsable de eso.
- Tú y yo hacemos un buen equipo. - lo abrazó.
- Papi... - tiró del pantalón de Richard.
- Dime calabaza. - le tocó su cabecita.
- ¿Cómo cuidas esto? - preguntó preocupada. Mientras Kate sonreía ante las ocurrencias de su pelirroja.
- Ramón y Carmen lo cuidan.
- Me gusta papi. ¿Nos vamos a quedar mucho?
- ¿Quieres quedarte mucho?
- Quiero cuidarlo yo también. - dijo convencida ante la perplejidad de los dos adultos.
- A mí también me gustaría cuidarlo durante un tiempo... - Kate alzó a la niña y miró a Richard - Da igual si alargamos un poco más el tiempo que teníamos pensado, ¿no?
Richard miró a Kate sobrecogido, dándose cuenta de lo especial que resultaba que antepusiera la necesidad de Alexis a la suya propia y a esa sed de venganza que no le dejaba vivir, en plenitud, su felicidad. - Nos quedaremos el tiempo que queráis. No tenemos prisa. - las abrazó mientras Max, intentaba participar en la efusividad familiar, apoyándose con sus patas en las piernas del escritor.
- Aunque... - pronunció bajito Alexis.
- ¿Qué pasa cariño?
- Bueno... se me había olvidado que va a venir Papá Noel.
- Sí, queda poco más de un mes cariño. - Richard.
- Estoy aquí y él me ha encontrado siempre en la otra casa. - explicó lo que para ella era algo obvio.
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La sonrisa de su mirada
FanfictionRichard Castle la recuerda. Como si fuese ayer. Como si el tiempo no hubiese pasado. Y es que ella llegó a su vida de pronto, justo cuando más necesitaba una mano amiga, una mano a la que aferrarse y no saltar al vacío. Y cuando el destino vuelve a...