Una mañana distinta

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Podía sentir como mi corazón se hacía pequeño cuando escuchaba las palabras de Phichit siendo pronunciadas: "No te vayas..." No parecía darse cuenta ya que estaba dormido. Lo abrazaba con fuerza y le respondía que jamás me iría otra vez, que estaré siempre a su lado y nunca lo dejare. Eso parecía relajarlo ya que sus quejidos acallaron, nuestras respiraciones se emparejaron y por fin me quede dormido abrazando a la persona que amo.




-Demonios...- musité por lo bajo cuando una taza casi se caía de mis manos. No quería despertar a Phichit.

No me considero un cocinero excelente pero por lo menos lo que hago es decente.

Cuando terminé de hacer unos hot cakes y servir un jugo de naranja (quería evitar hacer ruido por eso me limité un poco en la cocina) fui a mi cuarto para encontrarme una dolorosa escena: Phichit estaba incorporado con una expresión de terror en su rostro que al momento de posar sus ojos en mí y después en la bandeja su cara pareció relajarse y no pude evitar correr a abrazarlo. Dejé el desayuno en el suelo y tomé al tailandés con fuerza. Phichit comenzó a sollozas y sentí que todo mi mundo se derrumbaba.

-Pensé... Pensé que...- ahora él lloraba tratando de ocultarse en mi cuello.

-Estoy aquí, cariño, estoy aquí.

Estuvimos de esta forma tal vez por mucho tiempo pero lo ignoraba. Ahora tenía a Phichit expresándose y demostrando todo lo que sintió todo este tiempo, todo mediante sus lágrimas. Estaba siendo consiente del dolor que le provoque aquella vez en Tailandia y quería repararlo a como diera lugar.

Pasado el rato él pareció relajarse y me miró con sus ojitos hinchados junto con su nariz y mejillas rojas. Lo besé en la frente y él sonrió. Estaba más tranquilo.

-¿Hiciste el desayuno?- exclamó viendo la bandeja en el suelo. Tal vez la comida ya se había enfriado.

-Un intento dé.- tome el plato y se lo entregué. Él lo tomo y comenzó a comer mientras sonreía ampliamente.- ¿Quieres miel, mermelada, algo?- pregunté al ver que se lo había entregado muy simple.

-Miel estaría bien.- contestó aún sonriendo; lo bese en la mejilla y fui a la cocina.

Cuando regresé ya casi no había Hot cakes a los cuales ponerle miel.

-Lo siento.- se disculpó viendo el último pedazo.

-No te preocupes, hay que ponerle a lo ultimo.

Cuando se comió la porción con miel pareció que un poco se quedó en la comisura de sus labios. Lo tome por la barbilla acercándolo a mi sacando mi lengua y lamiendo la sustancia dulce que tenía en sus labios; Phichit se estremeció un poco, lo bese donde estaba lamiendo y luego lo mire ligeramente sonrojado.

-Feliz cumpleaños, Phichit.- dije al recordar que no lo había felicitado ayer.

Él dejó el plato en el suelo y se engancho a mi cuello con un fuerte abrazo.

-Me diste el mejor regalo.- susurró en mi oído y me estremecí un poco por el cosquilleo.

No me había percatado que Phichit seguía desnudo. Me tensé de pies a cabeza y él pareció notarlo ya que soltó una pequeña risa.

Una imagen, un recuerdo: Phichit debajo de mi, gimiendo y moviendo su cuerpo para darme un mejor acceso...

-¿Seung?- me llamó sacándome de mis pensamientos.

-¿Q-qué ocurre?- mi voz sonó más ronca de lo que esperaba.

-Estas duro.

Baje mi vista y tenía razón. Me avergoncé por alguna razón.

Oscûlum (Seung-Gil x Phichit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora