"Park y Tana"

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Por alguna razón no podía cerrar los ojos para poder dormir, mirando el techo del cuarto de hotel podía escuchar hasta el tic tac de un pequeño reloj.

Seung parecía dormir sin problemas y yo sólo me cuestionaba que era lo que provocaba mi desvelo.

Mi pareja me daba la espalda.

Por alguna razón sentí que tenía que meditar mis acciones para al final rodear su cintura en un abrazo.

-¿Mmh?... ¿Phichit?- se giró y trató de despertarse.

-Hola.- respondí con una sonrisa.

-Hola- rió de forma suave y linda besando mi mejilla.- ¿No puedes dormir?

Negué con la cabeza.

-Hmm... ¿Qué podemos hacer?

-No te quiero robar tu tiempo para descansar.

-Para nada, cariño. Amo el tiempo que paso- bostezó-contigo sin importar de qué forma.

-Pero...- me interrumpió con un beso.

-¿Quieres que te cuente un cuento?

-¿Un cuento?- arquee una ceja.

-Sí.

-¿Bueno?- me reí.

Seung abrazó mi cintura aproximándose más casi rozando nuestras narices.

-Había una vez tres cerditos...

-Ese ya me lo sé.- replique con un puchero.

-Hmm... Entonces... Había una vez una niña que usaba una capa roja...

-Seung... Eres escritor, deberías inventar uno para mí.

-Que exigente es mi hombre.- bromeo pellizcando una de mis mejillas.- Pero está bien... Sólo dame unos minutos.

Se levantó de la cama y comenzó a buscar algo entre la oscuridad del cuarto. Regresó encendiendo la luz del mueble que estaba a lado, colocando una tela encima para evitar que brillara tanto, pues su resplandor me provocó un ligero dolor.

-Bien, ¿qué te parece una historia narrada con origami?

Comenzó a hacer dobleces con las hojas creando dos figuras: Una parecía ser una persona y la otro... ¿Un perro?

-No sabía que podías hacer éste tipo de cosas.- quedé maravillado con aquellas figuritas en mis manos.

-No sabemos muchas cosas del otro.

-Seung...

-¿Sí?- estaba acomodando las figuritas.

-¿Có-cómo es qué tú...?

Me miró a los ojos y me resultó imposible terminar la pregunta.

¿Cómo es qué tú conoces a Sara?

-No, nada.

-Mira, ésta es la historia de un niño llamado Park y su fiel mascota...- se quedo reflexionando por un nombre.

-¡Tana!

-Bueno, Tana.- sonrió.- Park era un niño muy aventurero y su fiel Tana nunca faltaba.

>> Un día, aquel niño encontró un mapa viejo y casi deshecho. En ese pedazo de papel se juraba la ubicación de un tesoro.

Seung movía las figuritas y entre medios hacia nuevas de manera rápida.

>>En aquel papel se detallaba con exactitud el camino a seguir para poder encontrar tan mencionado tesoro pero, a lo que Park más se hacía ilusión era ver cómo se dibujaba la salida perfecta de su pequeño pueblo. Tana sólo esperaba paciente a que su dueño tomará una decisión. No pasaron ni más de dos minutos en los que el chico tomó un pedazo de papel, escribió una nota rápida a sus padres, agarró su bolsa y con Tana dando brincos de emoción emprendieron una nueva aventura.

Oscûlum (Seung-Gil x Phichit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora