Unos días más

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El sueño que tuve durante mi vuelo de regreso a Tailandia me seguía persiguiendo a pesar del lapso de tiempo que había pasado.

La frase que le había susurrado en su oído aún la sentía en mis labios.

"—Extraño tu voz cuando me cantabas."

Fue sólo un sueño, pero se sintió muy real. El haberle suplicado que regresáramos y como él aceptaba con una sonrisa llena de dolor. No quería someter a Seung en algo como eso otra vez.





Visité el Scratch Dog más de una vez cuando regresé, más no me atrevía a seguir ahí por más de dos horas. El lugar se sentía diferente en un cierto modo, y me traía muy malos recuerdos.

Nuch seguía en contacto conmigo y pasaba a visitarme a veces sólo ella, o con su novio.

Era como si nuestra vieja amistad se hubiera restaurado.

Hace sólo un par de semanas que Nuch me había presentado a alguien para tratar de sacarme de mi nube de problemas.

Aquel chico era agradable, pero nos quedamos como simples conocidos.

No tenía ganas de una nueva relación.

Cuando creí que me había recuperado, yo mismo fui en busca de nuevos horizontes, cometiendo el error de regresar al Scratch Dog. En ese lugar conocí a un hombre apuesto y serio, de nacionalidad coreana. Tal vez mi mente jugó conmigo solo por un momento.

No estuve seguro qué fue lo que provocó mi desinterés. Estábamos en un buen ambiente y pusimos las cartas sobre la mesa. Todo era perfecto para un encuentro casual que no se repetiría. Pero al momento de actuar, mi cuerpo no reaccionó y sólo me limité a disculparme y salir de ese lugar.

Me sentía tan estúpido.

Yuuri me dijo que era normal y que no debía forzar lo que no debía suceder. Le hice caso y dejé de salir en las noches, encerrándome en mi casa viendo televisión.

Qué patético lucia.

Mientras miraba alguna serie romántica, mi mente no dejaba de hacer sus constantes arrepentimientos:

¿Qué hubiera pasado si todavía estuviéramos juntos?
¿Estuvo bien haberle terminado?
¿Qué estaríamos haciendo justo ahora? ¿Dónde estaríamos?

Tal vez Seung-Gil pasó por lo mismo cuando no sabíamos nada del otro durante aquel año que aún me persigue.

Sufrimiento y más sufrimiento.

¿Cómo las personas pueden vivir con eso?





En forma de matar el tiempo, hablaba por teléfono con Yuuri y a la vez, le hacía unos moños con listón verde a mis hámsters.

Phichit, ¿cuándo estarías acá en Rusia? —preguntó Yuuri.

—No estoy seguro. Mejor tú dime cuándo puedo llegar.

Hacer los pequeños nudos era complicado.

Mmh... ¿qué te parece llegar junto con Leo y Guang?

—¡Es perfecto! Hablaré con ellos.

—¿Phichit?

—¿Sí, Yuuuuri? —respondí alargando la "u".

—¿Cómo te sientes?

Oscûlum (Seung-Gil x Phichit)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora