La amistad entre un hombre y una mujer, el debate de siempre.
¿Qué tan cierto es eso de que un hombre y una mujer no pueden ser amigos?
¿Quien formuló aquella máxima? Y lo más importante, ¿por qué lo hizo?
El amor ha cambiad...
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DOWNTOWN L.A.
7:40PM
El viaje de Vicky durante los días que estuvo fuera de la ciudad se me hizo eterno.
Mi semana se había remitido a permanecer en casa, cuidando de Eli; o acompañando a Sophie en algunas de las reuniones que tenía para los próximos proyectos que empezaría a producir en las siguientes semanas.
También me había dado la libertad de pasar por el consultorio del doctor Ryan, con el objetivo de sanar un poco la curiosidad y preocupación que tenía respecto a la cirugía de Vicky, aunque deseaba no recordar aquella desastrosa conversación.
Era triste pensar que los deseos no siempre se cumplían como uno quería.
Vicky había regresado de su viaje unas cuantas horas atrás, y tan pronto lo supe no hice más que dejar lo que hacía para verla. Contrario a lo que esperaba, su semblante se veía mas tranquilo, aunque su voz seguía casi inaudible y el bulto que decoraba su cuello seguía intacto. Me habló de lo que hizo en Palos Verdes, y yo le comenté cuanto la había extrañado.
Todo iba perfecto, hasta que mencionó al doctorcito.
El recorrido que hacía mi mano con la fría botella de agua se detuvo a medio camino y la miré con incredulidad.
—No puedo creer que haya ido hasta Palos verdes solo para decírtelo —farfullé con molestia.
—Eso quiere decir que en realidad le intereso —repuso Vicky con indiferencia.
—Sí, ya te lo había dicho —recordé—, pero debiste habérmelo dicho —reclamé.
—No era mi obligación, Alex. —Me miró con curiosidad—. A todas estas, ¿se puede saber cómo te enteraste?
—¿Cómo me enteré? ¡¿Cómo me enteré?! —exclamé con enojo recordando la conversación con el doctorcito ese.
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A pesar de que las cosas con Vicky no iban del todo bien y la última palabra la había dicho ella, yo no dejaba de preocuparme por su estado y la cirugía a la que se sometería en un par de días más. Fue por eso que decidí buscar al doctor Ryan en su hora de almuerzo para aclarar todas las dudas que tenía con respecto al procedimiento.
—Cómo ve señor Highman, en realidad es algo muy similar a lo que fue la vez pasada, aunque la situación de Victoria en este preciso momento sea más delicada —habló luego de explicarme en detalle lo que sería la cirugía. Me estremecí involuntariamente al escuchar al doctor hablar con tanta confianza de ella, y eso no pasó desapercibido ante el hombre—. Señor Highman, ¿puedo hacerle una pregunta?