La amistad entre un hombre y una mujer, el debate de siempre.
¿Qué tan cierto es eso de que un hombre y una mujer no pueden ser amigos?
¿Quien formuló aquella máxima? Y lo más importante, ¿por qué lo hizo?
El amor ha cambiad...
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ECHO PARK
2:20 AM
Llegué a casa cansada luego de la noche que habíamos tenido.
Tan pronto toqué el césped del antejardín, me bajé de los zapatos altos para descansar un poco los pies. A pesar de todo, no debía negar que con casi treinta años ya no era la jovencita que soportaba toda la diversión de una noche de baile y copas. Necesitaba descansar.
Abrí la puerta principal y la cerré con el pie para luego dejar caer el bolso, los zapatos y el abrigo, y tirarme en el amplio sofá de la sala. Seguro que si intentaba subir a mi habitación quedaría dormida en medio de las escaleras.
***
«¡Qué demonios!»
Fue lo primero que pensé al escuchar el sonido del celular. Salté y ya que no recordaba donde estaba, terminé tirada en el suelo, el golpe me despejó de inmediato. Me puse de pie y busqué el sonido hasta que lo hallé al lado de la puerta donde también estaban tirados los zapatos y el saco que usé la noche anterior. Saqué del bolso el celular y contesté mientras iba a la cocina.
—¿Si?
—¿Vicky?
Reconocí su voz enseguida. —Hola Alex, ¿como estas?
—Bien, ¿te desperté?
—No, ya estaba despierta. —Aunque lo intenté, no logré ocultar el bostezo que interrumpió su respuesta.
—Vicky... —Su tono de voz dejaba entrever que sabía que mentía.
—Está bien, sí, me despertaste —asentí mientras servía un vaso de agua. Tanta ginebra la noche anterior me había secado la garganta.
—Lo siento, no era mi intención.
—No te preocupes, está bien. ¿Necesitabas algo?
—No, solo quería recordarte que a las cinco nos vemos.
Fruncí el ceño. —¿No era a las seis?
—No.
—¿Como que no? ¡Tú dijiste a las seis!
Una pequeña risa divertida me llegó del otro lado. —Vicky, no.
—¡Claro que sí! —exclamé con seguridad.
—Que no, Vicky.
—¡Que sí! —insistí.
—Vicky, sé lo que dije —repuso con aquel tono tranquilo y pacifico que sabía que usaba para dar a entender que era su ultima palabra. Rodé los ojos.