Un niño pequeño, con el cabello castaño todo revuelto, ojos oscuros y con un adorable pijama de ositos entró en la habitación de sus padres, los cuales estaban dormidos, hasta que escucharon la puerta y la voz de su hijo pequeño.
-¿Papá?¿Mamá?
-Sam, ¿qué pasa?¿Una pesadilla? -Ambos se despertaron y el niño se subió a la cama.
-Sí, ¿puedo dormir con vosotros? Fui a la habitación de Emy, pero no estaba.
-Claro que puedes quedarte, espera...¿Qué?¿Cómo que tu hermana no estaba? -Se miraron entre ellos y enseguida James se levantó y salió corriendo para ir a buscarla.
-¿Mamá, Emy se ha metido en problemas otra vez?
-Esta niña... -Se llevó las manos a la cabeza y soltó todo el aire que tenía en los pulmones. -Vamos a la cocina, te hago un chocolate caliente.
-¡Sí!
Narra Emily:
Por nada en el mundo me perdería esta fiesta, además Alex y todos mis amigos estarían aquí esta noche. Si piensan que me pueden tener encerrada en esa casa todos los días, están muy equivocados. Entré en el edificio dónde se hacía la fiesta y en cuanto entré sentí como alguien cogía mi mano y me apartaba de toda la multitud.
-Creí que no vendrías. -Esa grave voz solo podía pertenecer a una persona, mi chico malo preferido.
-Mis padres han tardado en dormirse. -Me apoyé en la pared más cercana que tenía y él se puso frente a mí.
Alex claramente era más alto que yo, aunque yo llevara en ese momento unas botas con tacón, me seguía superando en altura. Puso sus manos en mi cintura y nos besamos apasionadamente.
-Eres una chica muy mala, te encanta meterte en líos y eso...me gusta. -Rozó mi nariz con la suya, y sentí su cálido aliento chocar contra mis labios.
-¿Vas a llamar a mis padres?¿O a los cazadores?
-¿Me crees tan capullo cómo para hacerle eso a mi chica? -Rodeé su cuello con mis manos y volví a juntar nuestros labios.
Alex era el lobo más salvaje de todo el Instituto, estaba en el último año y tenía 119 años (17 años). Mientras que yo tengo 105 años (15 años) y estoy en cuarto curso de secundaria. No recuerdo muy bien cómo es que empezamos a salir, creo que fue en la fiesta del hermano de uno de mis compañeros dónde le conocí y nos gustamos. Siempre me sentí atraída hacia lo prohibido y lo malo, ya que mis padres siempre me negaban todo lo que quería hacer. Siguen pensando que soy una niña pequeña, mientras que a mi tonto hermano no le dicen nada cuando está con sus amigas en el parque. No entiendo la razón por la que puedo salir a fiestas, o puedo estar con mis amigos. Me niego a obedecer sus absurdas reglas, Alex es importante para mí y no pienso dejarle por esas normas, además... es muy divertido romper las reglas.
Seguimos besándonos hasta que en aquel instante sentí su mano por debajo de mi camiseta, acariciando suavemente mi abdomen con su cálida mano. Yo no me quedé atrás tampoco, le acerqué más a mí hasta que nuestros cuerpos estuvieran completamente pegados. Su lengua juguetona acariciaba la mía, y solo descansábamos cuando necesitábamos respirar. Todo sería perfecto si tres hombres no hubieran entrado como brutos en la fiesta. Me separé de él, y al verlos me fijé en sus cicatrices, solo podían ser los cazadores.
-Tsk... No es justo.
-¿Qué pasa? -Alex miró hacia atrás, y yo aproveché para esconderme detrás de él.
-Mis padres ya se han dado cuenta de que no estoy y ya me están buscando. Tengo que desaparecer, nos vemos en el Insti. -Le di un beso rápido y él me llevó hasta la puerta de atrás.
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Mi Pequeña Mate
LobisomemSin más un día, Elliot salió corriendo de una reunión de trabajo, para ir hacia el hospital donde le espera la mayor sorpresa de su vida. Una niña recién nacida que cambiará su vida a partir de ahora. La vida de Emily se volverá una completa locura...