Empate

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Por la mañana, cuando desperté fui hasta la sala donde vi a...mi padre leyendo mientras tomaba una taza de café.

-Buenos días. ¿Café?

-Sí...claro.

-Sírvete tú mismo. -Cogí la taza que había encima de la mesa y la cafetera, y eché el café.

-¿De verdad llevas viviendo aquí 16 años?

-Me muevo de vez en cuando. Para ver a mis hermanos o viejos amigos. ¿Dónde está tu madre ahora?

-¿Qué te hace pensar que te lo diré? -Me miró y después mostró una risa burlona en su rostro.

-¿Sabes jugar al ajedrez?

-Por supuesto que sé.

-Echemos una partida. -Cogió el tablero y cada uno se sentó a un lado. Me dio las piezas blancas y él se quedó las negras. -Hagamos que el juego sea más entretenido. Si tú ganas, podrás irte si quieres, y si yo gano me dirás todo lo que sepas del Norte, de Emily y de todos.

-¿Es que pensabas secuestrarme?

-No, solo no te iba a dejar marchar, sin recibir yo algo a cambio claro. Y lo más valioso en este mundo es la información, no el dinero.

-Nunca he perdido.

-Yo tampoco. Veamos quién pierde antes.

El juego empezó desde el primer momento en que moví mi peón hacia adelante. Cuando el movió empecé a pensar en lo que haría si yo hago cualquier movimiento, buscando la forma más rápida de ganar y buscando una estrategia que haría que gane, todo eso en cuestión de segundos. Moví otra pieza y él empezó a hablar.

-¿Te gustaría saber algo mientras jugamos?

-¿Por qué desapareciste y dejaste todo?

-Vas muy directo, eso está bien. Digamos que a veces uno necesita tomarse las cosas con calma, o eso...o tu madre me ganó en un juego que yo ni sabía que estaba jugando.

-¿A qué te refieres con eso?

-Lo entenderás cuando tengas a alguien que te interesa a tu lado.

-¿Por qué secuestraste a mamá?

-¿Secuestrar? Yo jamás hice eso, fue ella quién quiso venir conmigo y escapar de ese Greyback. Ella ni siquiera tenía los 126 cumplidos, solo era una mocosa cuando la conocí.

-¿Escapando de Elliot? Eso no tiene sentido, los Mates no se alejan del otro.

-Ya te he dicho que esas cosas no existen, solo son leyendas de la manada.

-Pues parece que todos se lo toman muy en serio.

-Son lobos viejos, todavía les queda mucho que aprender. O es que mi tatarabuela Irina Trancy era Mate de ese estúpido Alfa. En esa relación nunca hubo amor.

-El Alfa murió en una batalla.

-¿Eso te han contado? Irina lo mató, porque era un inútil y estaba llevando el Oeste de muy mal manera. Menos mal que los Trancy tenemos sangre de líder, ¿verdad? Vaya, ¿te has dado cuenta?

Miré el tablero y entonces vi que más de la mitad de las piezas habían desaparecido, ¿eso fue muy rápido? Buscaba alguna manera de acabar la partida, pero cualquier pieza que moviera, él atacaría también y los dos solo nos quedaríamos con los dos reyes. ¿Un empate?

-Si que eres mi hijo, muy bien.

-¿Cuándo? Lo tenía todo calculado, ¿cuándo te has puesto por encima?

-Lo tenía todo preparado desde que te sentaste ahí. Esto es un empate, así que los dos salimos ganando, ¿no crees?

-No buscabas ganar, ¿verdad?

-Aprendes muy rápido. Y bien...empieza a hablar. Tenemos todo el día.

-Tsk...¿Qué es lo quieres saber?

-Primero de todo, ¿Emily está bien?

-Sí, claro...aunque no sé como estará ahora después de que me he escapado. Seguro estará intentando buscarme, aunque él no le dejará.

-¿Quién va a ser el próximo Alfa?

-El Alfa es el lobo más fuerte e inteligente de la manada, debería ser yo, pero lo más seguro es que sea mi hermano, Jack.

-¿Hermano?¿Tienes hermanos?

-Sí, dos...Jack y Lena, que es la más pequeña. Jack solo me lleva un año, pero es un desastre en los estudios, por eso siempre le ayudo en los exámenes. Lena es más inteligente, pero es muy pequeña todavía.

-Supongo que esos dos son los hijos privilegiados de Greyback. ¿Has tenido algún problema hasta ahora?

-No, siempre me ha ido bien. Mamá me daba todo lo que necesitaba y nunca he tenido problemas en el Instituto. Aunque  nadie sabía que tú...eras mi padre. Solo Elliot y los del Consejo que querían echarme fuera de la ciudad, porque decían que era peligroso y me convertiría en un asesino como...tú.

-Esos idiotas, no saben lo que hacen. Por supuesto que tú deberías ser el Alfa, para eso vienes de una familia poderosa.

-¿De verdad somos...asesinos?

-Nosotros no nos manchamos de sangre, para eso tenemos soldados a nuestro servicio que se encargan del trabajo sucio.

-Eso es cruel.

-Es la ley del más fuerte. Deberías saberlo, los débiles dependen de nosotros para sobrevivir.

-Les preocupa que puedas regresar. ¿Vas a hacerlo?

-Depende de que pueda ganar, no sería complicado para mí volver a reunir a los Omegas que siempre me han sido fieles, y volver a recuperar mi gran mansión. Pero eso ahora no me interesa.

-Empiezo a pensar que tenían razón, no eres nada bueno.

-¿Acaso alguien lo es? Todos hemos hecho cosas malas, por ejemplo tú...Te escapaste.

-Eso no tiene nada que ver, ¡yo no le he hecho daño a nadie!

-¿Seguro?¿Y a tu madre? Su querido hijo se ha escapado, ¿cómo debe sentirse ella ahora? Sin saber si estás bien, en dónde estás o lo que te puede pasar. Cómo tú también ganaste puedes irte si quieres, pero...dudo que tengas algún lugar al que ir.

-Prefiero estar en medio del bosque a estar aquí más tiempo. -Cogí mi chaqueta y abrí la puerta.

-Estoy seguro de que volverás aquí más tarde, cuando el sol baje y empiece a hacer frío.

-Eres el peor padre del mundo. Me habría gustado no haberte conocido.

-Lo que tú digas, por cierto... no te acerques demasiado al Oeste, si alguien te rastrea, estás muerto. Adiós hijo.

Salí de allí y me alejé cuanto podía de aquella casa. Todavía era por la mañana, por allí es el Norte, entonces el Oeste es siguiendo esa carretera. Mejor no acercarme. Entonces solo me queda cruzar el bosque y ver lo que hay. No pienso quedarme aquí más tiempo, es inútil hablar con él. Yo jamás seré lo que piensa que soy, no quiero ser su hijo, no quiero ser un Trancy. Ojalá pudiera volver con mamá.

Mi Pequeña MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora