La Revolución

5.7K 383 5
                                    

Llegamos a un subterráneo donde había varios tipos allí hablando, y lo que más me sorprendió era ver que muchos de ellos tenían heridas, aunque si estos eran como aquel tipo que intentó matarnos en la calle ese día, no me extrañaba que estuvieran así. El hombre que nos acompañaba abrió una puerta que llevaba a un despacho, y entramos con él.

-¿Hum?¿Quiénes son?

-Esta señorita te está buscando.

-¿Por qué razón? -Me adelanté y me puse delante de él.

-Me llamo Emily Blake, he venido para pedir vuestra ayuda.

-¿Emily Blake? Tú eres la pareja de Alastair. -Se levantó muy enfadado y cuando miré a los de detrás, también se pusieron a la defensiva, incluso Thomas.

-No, no...No soy la pareja de ese loco.

-Sí eres tú, estabas ese día en la calle con él. -Un hombre entró en el despacho, y quedé impresionada al ver su cara y sus brazos llenos de cortes.

-Eres el hombre que atacó.

-¡Cogedla! -Me agarraron entre varios y yo me empecé a poner nerviosa.

-¡No, no! Yo no estoy con Alastair.

-¿Cómo sabemos que eso es verdad? Podrías ser una espía de él.

-Él cree que estoy muerta, me escapé. Él también intentó matarme, estoy con vosotros. -Me soltaron, pero no se separaron de mí, y de pronto uno se puso a olfatearme. -¡Eh!

-No huelo a sangre, puede que diga la verdad.

-Si él cree que estás muerta, ¿entonces como es que sigues viva?

-Me caí en un acantilado y sobreviví, aunque él no lo sabe. Vengo del Norte, de parte del Alfa Elliot Greyback, y necesitamos vuestra ayuda.

-Nuestra ayuda, ¿cómo? Si no podemos salir de aquí.

-Queremos cambiar eso, sacaros a todos de aquí. Mañana por la mañana habrá una batalla, y los Omegas estarán demasiado ocupados en un frente, para hacer caso a los que estáis aquí. Puede ser vuestro momento para salir de aquí.

-Podría haber una oportunidad.

-Seríamos libres.

-Silencio. -Dijo el jefe. -Es una locura, ya han muerto mucho de los nuestros y no hemos podido conseguir nada, cada día son más, cada día nuestros jóvenes se alistan en su ejercito. La gente es muy débil.

-Si hablamos con todos podríamos conseguir que se unan a una revolución.

-Hay niños y madres, no voy a sacrificar a personas inocentes por una idea tan disparatada como esa.

-¿Papá?

-Marta, ¿qué haces aquí? Deberías estar arriba. -Cuando miré hacia atrás, me sorprendí al ver a la misma chica que antes ayudé. Se puso al lado del hombre que estaba frente a mí y me sonrió.

-Papá esta mujer me salvó antes.

-¿Te salvó?

-Unos hombres me iban a coger, pero ella me ayudó y los derrotó. Fue muy divertido cuando se les cayó todas esas cosas a la cabeza. -Dijo con una sonrisa. -Es muy buena.

-Tienes agallas para enfrentarte a esos tipos.

-Solo hizo falta algo de ingenio.

-Ingenio... estas personas están demasiado asustadas como para pensar en ayudar a alguien más que no sea ellos mismos.

Mi Pequeña MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora