Cacería de Perros

2.7K 187 2
                                    

-Alastair... Espera... Vas a hacer que se salga todo por fuera.

-Solo tengo ganas de marcarte más.

-Para.

Intentaba echar café en mi taza, pero con él detrás de mí lamiéndome el cuello todo el rato se me estaba haciendo muy difícil. Cuando por fin conseguí echar el café; sin derramar ninguna gota por fuera, llamaron a la puerta y Alastair se puso muy nervioso.

-¡Quién quiera que sea está muerto! -Se transformó en medio del salón y yo me puse delante de él para que no diera un paso más.

-Quieres relajarte un poco. Si un humano te ve tendremos problemas. -Pero él solo gruñía enfadado y enseñaba los colmillos. Volvieron a llamar y Alastair parecía estar a punto de perder los nervios. -Cámbiate ahora. Iré a abrir. -Me separé de él y abrí la puerta. Era un hombre joven, vestido de forma informal, y por el olor era humano. -Hola.

-Hola, esto...¿está Alastair Trancy? Me han dicho que vive aquí.

-Sí, un momento. -Miré hacia la cocina y él volvió a transformarse otra vez. A regañadientes se acercó a la puerta, me pareció extraño que un humano le buscara.

-¿Quién eres y qué quieres de mí?

-Permíteme presentarme, soy Raúl Kelly. Soy agente de policía.

-¿Policía? -Nos miramos entre nosotros y Alastair le respondió. -¿Y qué buscas aquí?

-No es bueno hablar aquí fuera. ¿Puedo pasar?

-No.

-Sí. -Dije yo y él me miró muy mal. -¿Quiere un café?

-Por supuesto. -Le dejamos pasar y le llevamos al salón. Fui a por una taza de café, se la serví y nos sentamos en el sofá, y él en el sillón. -Tengo entendido que usted posee una cantidad de dinero considerable en el banco internacional.

-Si vas detrás de mi dinero te sugiero que cojas la puerta y te vayas.

-No, para nada. He oído que ha llegado hace tres meses, y ya ha conseguido varios logros en tan poco tiempo. ¿No eres director ejecutivo en el Commonwealth Bank? Ese puesto de trabajo requiere años de formación, pero usted llega un día y revoluciona la economía. Tengo entendido que eres una especie de genio...

-¿A qué quiere llegar?

-Como de policía estoy encargado a proteger a ciudadanos tan valiosos como tú y claramente también su pareja. Mucha gente está detrás de tu cabeza y me parece muy arriesgado que viva sin ningún tipo de seguridad. No hay cámaras ni guardias cerca.

-No necesito que nadie me proteja, créame... Yo me puedo encargar solo de los problemas.

-Admiro su confianza, pero creo que no me he explicado bien. Delante de su casa hay aparcados dos furgonetas negras, y llevan ahí tres días. Están esperando a que salga.

-Entonces les romperé el cuello con mis dientes. -Le golpeé disimuladamente, porque lo había dicho sin pensar.

-¿Perdón?¿Qué a querido decir?

-Tsk... Agradezco su ayuda, pero no la necesitamos, estamos bien solos.

-¿Y usted?¿De verdad se siente segura? -No podía decirle lo que puedo hacer Alastair con los intrusos, así que me limité a sonreír y asentir.

-Por supuesto, conozco muy bien a Alastair y nunca me he sentido desprotegida con él.

-Ni siquiera tenéis alarma por si os entran a robar. -Tenemos olfato, mejor alarma que esa no existe. Alastair ya se estaba impacientando y si no fuera humano le habría gruñido y este hombre habría salido corriendo por la puerta. En ese momento me fijé en que me estaba mirando fijamente y me habló. -¿Qué le ha pasado en el cuello? -Tapé la marca con mi pelo disimuladamente.

-Un bicho debió de picarme. No es nada.

-¿Está muy morado? -Eso es porque en pleno éxtasis Alastair me muerde con demasiado fuerza.

-¿Esto se ha convertido en un interrogatorio? Si ha acabado le pido amablemente que se vaya. No quiero yo ponerle en peligro.

-Está bien. Gracias por el café. -Se levantó y antes de llegar a la puerta miró a la cocina. -¿Tenéis un perro en casa?

-No, ¿por qué lo dice? -Le pregunté confusa.

-Hay una marca de arañazo en la mesa. Parece muy grande. -Idiota, mi mesa...

-Un accidente sin más. -Dije yo intenté pasar el tema.

-Está bien, adiós. -Salió por la puerta y me acerqué a le ventana para comprobar que se iba, Alastair se puso a mi lado, pero él parecía muy serio.

-¿Pasa algo?

-Su olor...es muy desagradable.

-Eso porque odias el olor de los humanos. A ti todos te huelen mal.

-Puede ser... -Cerró las cortinas y me cogió en brazos, llevándome como si fuera un saco. -Ahora a la cama.

-Alastair... Ni siquiera he tomado mi café...

Pero supongo que poner pegas no iba a funcionar para nada, subió las escaleras, fue hacia la derecha, entró en la habitación y cerró las puertas. Y de nuevo volvía a estar entre sus brazos, su calor y sus besos. ¿Acaso nunca se toma un respiro, nunca se cansa? Tiene demasiado aguante y a veces siento que mi cuerpo se derrite y no puede moverse más. Solo espero que mantenga los colmillos dentro, y que no se pase o mi cuello tendrá las consecuencias.

-Señor.

-Vigilad la casa. Le hemos encontrado, y esta vez son dos. Tapad vuestro olor, echaros lo que sea... esos perros pueden olfatearos.

-¿De verdad lo son?

-No hay duda Son perros. Ahora es peligroso acercarse, están en celo... Debemos tener cuidado con él, un paso un falso y seremos comida de perro. ¿Entendido?

-Nos darán millones por ellos. Preparad todo lo necesario y ocultaros. No quiero problemas.

-

Mi Pequeña MateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora