No puede ser, no duramos ni veinte minutos aquí, esto es lo que temía que pasara. Cameron frunce el ceño y bufa.
-Maldita sea.-dice Cameron entre dientes.- Lo siento, preciosa.
-Sabía que esto pasaría.
-Creí que era seguro. Lo siento, en verdad.
-No importa, no es tu culpa.
Cameron sonríe un poco y ambos nos paramos. Veo como la mesera llamada Maru, se acerca a nosotros algo confundida.
-¿Se van? –pregunta.
-Sí.-responde Cameron.- Tenemos que hacer unas cosas, gracias por todo.
Toma mi mano y juntos salimos de restaurante. Cameron se ve algo frustrado, sé que el quería pasar tiempo conmigo. Maldita sea, por qué carajos tenía que llegar Matt.
Cameron enciende el auto y conduce algo acelerado.
Lo miro.
-Tranquilo, Cameron.
-Tenemos que llegar antes que Matt.
-Vamos, estoy segura que él ya está allá.
-Joder, nos va a matar.
-No lo hará, hay que…inventar algo, no lo sé.
-¿Cómo qué?
-No lo sé, mis mejores ideas vienen cuando tengo mucha presión, ya se me ocurrirá algo al llegar allá.
-Espero que sí.
Vuelve su vista a la carretera, está tan concentrado en su camino, seguro pensando en que le dirá Matt al llegar, se preocupa tanto por mí, me protege demasiado. No podría estar más enamorada de él.
Acabo de olvidar algo muy importante.
-Cameron…
-¿Sí?
-Gracias.
-No tienes porque agradecer, todo fue un asco.
-Para mi no, tan sólo el detalle de llevarme a ese lugar tan lujoso, fue especial. Gracias.
-De nada.
Aunque su vista esta fija en el camino noto como esboza una gran sonrisa. Es tan típico de él.
En todo el camino no me dice una sola palabra, aunque ya le dije que inventaré una excusa, sigue preocupado. Tengo que pensar algo muy bueno.
Nos estacionamos. Comienzo a ver por todas partes, el auto de Matt no está.
Volteo a ver a Cameron y sonrío.
-Que suerte.-dice Cameron.
-Ya lo creo.
Bajamos del auto y entramos rápidamente a la casa. Subo a mi habitación a toda prisa para poder cambiarme de ropa, pero Cameron me de tiene para poder darme un largo y apasionado beso.
-Te amo.-dice.
-Yo a ti.-sonrío.
Le doy un leve empujón y entro a mi habitación. Busco mi pijama, me cambio y me desmaquillo lo más rápido que puedo. Al cabo de un rato, me acerco a la ventana y veo que Matt viene llegando en su auto. Sonrío y bajo, para poder verlo.
Encuentro a Cameron sentado en un sofá, me dedica una sonrisa y en ese preciso momento entra Matt. Se ve algo pálido.
-Hola.-dice con voz débil.
-Hola, papá.-respondo.- ¿te…te sientes bien?
-Sí, descuida.
-Matt, te veo algo pálido.-dice Cameron.
-Tranquilos, estoy bien, sólo me sentí un poco mal, eso es todo. Traje comida.-levanta una bolsa que lleva en la mano.- seguro están hambrientos.
-Un poco.-miro a Cameron y él sonríe.
-De acuerdo, creo que…iré a descansar un poco.
-Sí, papá.-respondo.- debes estar cansado.
No me responde, pero veo como sus ojos están a punto de cerrarse por el sueño. No me había dado cuenta que debajo de sus ojos se están dibujando unas ojeras. Sube las escaleras lentamente, me aseguro que llegue.
Volteo a ver a Cameron y frunce los labios.
-No se ve nada bien.-dice.
-Ya lo creo, quizás está enfermo.
Cameron se acerca a mí y me abraza.
-Me preocupa verlo así.
-Tranquila, seguro está bien.
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