Hi baes!! lml muchas me estuvieron pidiendo maraton y la verdad creo que ya era tiempo de un maraton*---* gracias por todos sus comentarios de verdad significan mucho para mi en el capitulo anterior fueron 36 comentarios eso me hizo muy feliz de verdad hacia pasos raros de la emocion creanme!! quiero comentarios y votos!!♥ en todos los capitulos del maraton porfavor se los pido de corazon!! bc la novela ya le faltan pocos capitulos para que acabe :(
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Oh, vaya, chico. Había olvidado a este Cameron. Me siento una completa estúpida. Lo soy.
Bajo la mirada un momento y contengo mis ganas de llorar. Inhalo aire fresco y lo saco por la boca. Cuando siento que estoy mejor vuelvo a mirarlos. La cara de Cameron todavía no cambia. ¿Está impresionado?
-Cameron-dice la rubia- No sabía que tendrías visitas –me mira y me dedica una sonrisa hipócrita- Hola, linda. Me llamo Marie.
Así que la ramera se llama Marie. Ni siquiera se ha preocupado por abrochar los botones de su blusa. Es una de esas chicas con grandes pechos, ahora sé porque Cameron la eligió. Intento esbozar una sonrisa, y extrañamente lo logro. Oculto mi enfado y dolor.
-Soy _______. Estoy segura que Cameron tampoco sabía que las tendría –me encojo de hombros y frunzo los labios.
-¡Qué lindo nombre! –Exclama, emotiva- Yo ya estaba por irme. –Baja su mirada y ve los comienza a abrochar sus botones- Lo siento.
-Descuida.
Miro al piso y comienzo a frotar mi brazo con la mano. Puedo sentir la mirada de Cameron. Me pregunto qué es lo que está pensando. No ha dicho una sola palabra.
-Hasta pronto –dice Marie.
La miro y veo que besa a Cameron en la esquina de sus labios. Él no se opone, pero no le toma atención. Esto es demasiado para mí.
Se despide de mí con una sonrisa y pasa a mi lado.
Ahora estamos solos.
Sigo afuera, esperando a que él diga alguna palabra, pero sigue mirándome, aunque ahora con el ceño fruncido. Muerdo mi labio inferior y lo libero rápidamente.
-Creo que no debí…-comienzo.
-¿Qué estás haciendo aquí? –ataca inmediatamente.
Pongo un mechón de pelo detrás de mi oreja.
-Supongo que deberías ponerte una camisa y deberías evitar que tus… tus novias abran la puerta de tu casa y tengan sus pechos casi mostrándose.
-Ella no es mi novia –gruñe.
Trago. Decir todo esto me resulta demasiado complicado. La boca se me seca, ya ni siquiera tengo saliva.