Hi♥Darlings espero les guste! quiero comentarios!!♥
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Abro los ojos y dejo que se acostumbren a la brillante luz del sol que entra por la ventana. El otro lado de la cama está frío. Al girarme, me doy cuenta que él no está. ¿A dónde ha ido?
Lo único que me tapa hora es una ligera sábana blanca. Mis fuerzas han regresado, me siento con energía nuevamente.
Pongo una mano en mi frente y sonrío. No puedo creerlo. Oh, simplemente no puedo. No puedo creer que lo hice con Cameron de nuevo. Dios santo, me siento magníficamente satisfecha… y feliz. Sinceramente había olvidado cómo se hace esto.
Me siento en la cama y con la mirada busco en el suelo mi ropa interior. Me envuelvo en la sábana y me levanto para recogerla. Me doy cuenta que mi ropa exterior no está. Qué extraño.
Cuando me he puesto mi ropa interior, busco alguna camisa de Cameron, quizás pueda taparme un poco. Encuentro una blanca de botones. Perfecta.
La paso sobre mis brazos y luego comienzo a abrocharla un poco. Dejo abierta una parte, mi sostén azul se da a lucir.
Antes de salir de la habitación, me observo en el espejo. Veo reflejada una chica completamente satisfecha, feliz y enamorada. Me cuesta trabajo aceptar que soy yo. Sonrío y acomodo mi cabello un poco.
Abro la puerta con cuidado, sin hacer demasiado ruido. Me alegra estar descalza.
Avanzo unos cuantos pasos y veo a Cameron parado frente a la ventana de la increíble vista. Se ve callado, o más bien, preocupado. ¿Se ha arrepentido?
No se percata de mi presencia, hasta que lo llamo:
-Hey. –Me recargo levemente en una pared.
Cameron sonríe y me hace una seña para que me acerque a él. Tímidamente, me acerco. No es algo de todos lo días que yo esté semidesnuda.
Me pongo a su lado y rápidamente él rodea mis hombros con su brazo. Lo miro: él siempre luciendo tan perfecto.
-Hola, nena. Uh… -me mira de arriba abajo- Nunca dejas de lucir sexy. Hasta con mi ropa.
Se inclina y me toma del cuello. Pone sus labios contra los míos y comienza a besarme. Mmm… sus besos.
El aire se me acaba, me obligo a detenerme.
-¿Ocurre algo? –le pregunto.
Agita la cabeza y sonríe.
-Bueno –dice- quizás una cosa. Tuve el mejor cumpleaños de toda mi vida.
Sé que en realidad le ocurre algo. No es de tu incumbencia, _______, no preguntes más.
-¿Sabes, _____? Cualquier hombre habría muerto de sobreexcitación al verte así: semidesnuda.