espero disfruten el maraton! procuren comentar y votar en todos los capitulos del maraton!! please babes♥
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El viento que entra por la ventanilla se azota en mi cara y echa mi cabello hacia mi rostro tapándome la visión. Pongo algunos mechones de mi cabello detrás de mi oreja, pero sigue alborotándose.
Me alegra que el dolor se haya desvanecido un poco, al menos ya no es como ayer. Ahora estoy completamente preocupada. No sé qué les diré a mis maestros y a la señora Gray. Quizás puedo decirles lo del accidente, aunque no sería una mentira, eso en verdad pasó.
Giro mi cabeza para mirarlo conducir. No hemos hablado mucho desde lo que pasó ayer con su hermano.
-Supongo que estás más tranquilo. –digo, con calma.
Cameron aparta su vista del camino por un momento para mirarme.
-Sí, lo estoy.
Frunzo los labios y asiento con la cabeza. No recuerdo cuándo fue la última vez que estuve en un silencio tan incomodo con Cameron. Quizás él no se siente con ganas de hablar. Quizás él quería irse con su hermano, pero por mi culpa no…
-¿Tú lo estás? –pregunta, sacándome de mis pensamientos.
Lo miro rápidamente y asiento con la cabeza como si quisiera espantar una mosca.
-Umm…Sí…Sí, perfectamente. Quiero decir… estoy tranquila…Sí.
Cameron suelta una risita. Enarco una ceja y lo miro.
-No te burles de mí. Lo haces, ¿verdad?
No aparta su vista de la carretera, pero sigue sonriendo.
-Me río de tu nerviosismo. No puedo evitar reír cuando tartamudeas de esa forma. ¿Qué ocurre? ¿Estás nerviosa por algo?
Me encojo en el asiento y miro a la carretera de la misma forma que él.
-No ocurre nada, es sólo que estaba un poco preocupada por ti. Sé que querías estar con tu hermano. Lamento haber venido.
-¿Por qué lo lamentas? Yo lamento haberte dejado sola. No debí hacerlo.
Suspiro y me encojo aún más.
Comienzo a sentir unas terribles ganas de vomitar lo poco que comí esta mañana. Toco mi vientre y Luego pongo una mano sobre mi boca. Comienzan a darme arcadas.
Cameron, al darse cuenta, para el auto en un tramo de la carretera. No dudo ni un segundo y abro la puerta del auto sin preocuparme por volverla a cerrar.
Corro hasta donde hay un poco de árboles y vuelvo a dar arcadas. No sale absolutamente nada.