El clima del aire acondicionado se siente más fresco de lo normal. Podría jurar que está a 18º.
A causa del frío que siento, tengo que frotar mis brazos para buscar un poco de calor. Sin embargo, él lo nota y se quita la chaqueta para ofrecérmela. No me deja protestar, así que la acepto. Es cálida como él, además, su fragancia está impregnada y me embriaga.
Tardé mucho en convencer a Matt, pero finalmente acepto visitar a un doctor. Ahora tenemos que esperar nuestro turno. Seguro le harán algún tipo de exámenes para determinar que es lo que tiene.
Lo volteo a ver, se ve realmente frustrado, podría jurar que odia los hospitales.
Me alegra que Cameron viniera conmigo, sin él no habría convencido a Matt.
-Relájate, papá –le digo con tono burlón- no falta mucho.
-Sí, claro –finge una sonrisa.
Cameron y yo comenzamos a reír. Descanso mi cabeza en su hombro y suspiro.
-Ey –exclama Matt- ¿por qué tan pegados?
Levanto la cabeza inmediatamente, lo miro algo seria y con mirada retadora.
Una persona sale del consultorio, creo que sigue nuestro turno. Sonrío y me levanto.
-Sigues tú –le digo a Matt.
-Lo noté –sonríe.
Se levanta de igual forma. Miro a Cameron y me sonríe. Entramos los tres al consultorio. Aquí el clima es un poco más cálido. Me quito la chaqueta y se la entrego a Cameron nuevamente.
El doctor es un hombre rubio, sus ojos son como la miel añeja. Parece de la edad de Matt.
-Buenos días –dice. Nos mira algo confundido- Vaya, un trío de pacientes.
-No, no, no –río- el paciente es él –señalo a Matt.
-Bien –lo mira- ¿Qué ocurre?
Entonces Matt le cuenta.
Cameron y yo también le damos algunos detalles. La expresión del doctor, que al parecer se llama Drew, cambia con cada síntoma grave que le decimos. Me pregunta si sabe qué es lo que ocurre con Matt.
-¿Qué es lo que tiene? –le pregunto impaciente.
-No sabría decir con exactitud –lo mira- Matthew, creo que tendrás que hacer algunos análisis.
-¿De sangre? –pregunta preocupado.
-Por supuesto.
-Maldita sea- susurra.
-¿Qué ocurre, papá? –le pregunto- ¿Acaso le temes a las agujas?
-No –responde fugazmente.
-Bien, entonces no hay ningún problema.
-Entonces-interviene Drew- Lo análisis serán en…-lo piensa un momento- cuatro días.
-Me parece perfecto –digo en lugar de Matt- Gracias por todo.
Nos levantamos le las sillas que nos ofreció el doctor al entrar. Le doy las gracias por última vez al doctor y nos retiramos de allí.
Vuelvo a sentir el mismo frío. No entiendo cómo pueden ponerlo tan frío, es decir, quizás hay pacientes que hayan pescado una gripe, se pondrán más graves.
Cameron extiende sus brazos, buscando darme un poco de calor.
Salimos del hospital, antes de que podamos entrar al auto, Matt recibe una llamada. Quiero decir ¿Cuándo no recibe una llamada?
-¿Estás más tranquila ahora? –su voz me hace volver de mis pensamientos.
-Sí, lo estoy.
-Tranquila, no creo que sea algo grave.
-Ojala.
Matt termina su llamada y nos mira. Frunce los labios.
-Tengo que…
-Tienes que irte –le interrumpo.
-Sí. Lo siento, ¿por qué no van a dar una vuelta?
-¿Ocurrió algo, Matt? –pregunta Cameron.
-Nada grave. Encárgate de cuidarla.
-Siempre.
Guarda su móvil y nos da una última mirada.
-No llegarán tarde –mira a Cameron- ¿verdad?
Cameron sólo agita la cabeza negando y yo río.
-Adiós.
Matt entra al auto. Escucho el motor encenderse y al cabo de un rato lo echa a andar.
Volteo a ver a Cameron y esbozo una sonrisa. Me doy cuenta que aun sigo en sus brazos. ¡Aleluya! Matt no reclamó por nada.
-No tenemos auto y estamos cerca del Centro Comercial, ahora la pregunta es la siguiente; ¿te gusta caminar?
-Contigo, por supuesto.
Ríe y me da un corto beso. Toma mi mano y comenzamos a caminar. La brisa me da de frente y hace que mi cabello se agite con el viento.
Su mano es tan suave y fuerte, es la que me hace caricias cada vez que nos amamos.
Sonrío al recordar las veces que hemos hecho el amor.
A lo lejos distingo a una chica. Es alta y delgada, su cabello es rubio y sus ojos son como dos zafiros.
Cameron la mira muy impactado ¿acaso le ha gustado?
Me detiene y frunzo el entrecejo.
-¿Me esperas un momento? –me pide.
-¿Para qué?
-Sólo espera.
Cameron se aleja de mi y va con… ¡Con es chica! ¿Quién carajos es para que se acerque a ella?
Seguro es cualquier ramera. Cameron es mío.
Veo como hablan, quisiera poder estar allí ¿por qué ríen tanto? ¿por qué me señala ahora?
La conversación no duró demasiado, afortunadamente, se despide de ella, pero… con un beso en la mejilla.
La sangre me hierve de celos y siento como mis mejillas se ruborizan.
¡Cameron es un idiota!
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