Capítulo 59

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El cuarto de interrogatorio huele a humedad, como si nadie hubiera entrado aquí hace mucho tiempo, pero lo cierto es que siempre está en uso. Siempre hay un delincuente sentado frente a una mesa, siendo interrogado por cualquiera de mis compañeros. Y ahora, es a Walter a quien le toca estar detrás de esa mesa. Pero no le ha dicho una sola palabra a nadie. Es hora de enfrentarlo. 

-Cameron–exclama Steven- Estás aquí. No ha querido hablar con nadie. 

-Lo sé –miro a Walter de reojo- Déjamelo a mí. 

Steven asiente y sale del cuarto. Camino lentamente, hasta estar frente a Walter. Sus ojos color café chocolate, no se apartan de los míos. Su mirada se haya muy fija en la mía. Me recargo en la mesa apoyando mis manos en ésta. 

-Bien. ¿Así que no quieres hablar? 

-Maldito novato –murmura- Debí sospechar de ti. 

-No he venido para hablarte de esto. ¿Sabes por qué estás aquí? –Él niega con la cabeza- Veamos…-tomo entre mis manos una carpeta y comienzo a hojearla- Tráfico de drogas, tráfico de mujeres, asesinatos… ¿en verdad no lo sabes? 

-Morirás.

-A esto hay que agregarle una amenaza de muerte más. –Arrojo el sobre- Walter, Walter, Walter… ¿En serio no recuerdas nada? 

-Recuerdo que te acepté como uno de nosotros. Pero resultaste ser un maldito policía. 

-Mataste a mi familia –se me dificulta decir las palabras, siento que me queman- La asesinaste. 

-He matado tantas personas que no lo recuerdo. 

Cierro mi puño y le doy un golpe a la mesa, una lámpara que se encuentra a un lado comienza a tambalearse. 

-Maldito cínico. –Intento tranquilizarme para no estrangularlo de una vez- Mi padre, mi madre, mi hermano…, todos murieron. 

-Quizás los maté por una razón… tú debes saberlo. 

Agito la cabeza negando. 

-Eres un Dallas. ¿Cómo es que no investigué tu apellido antes? Así habría sabido lo que eras en realidad –sonríe- Te dejas llevar sólo por los hechos, novato. ¿En serio no sabes que fue lo que en verdad pasó? 

-¿Pasar de qué? 

Walter suelta una leve carcajada que me estremece. 

-Tu hermano tuvo toda la culpa. (imaginen que cameron tiene un hermano)

-No metas a Connor en esto. Él no hizo nada. 

-¿De verdad lo crees así? –vuelve a reír. -Me pongo derecho y lo miro atentamente- ¿Jamás te preguntaste por qué Connor desaparecía de casa? ¿Jamás te preguntaste por qué dejó de estar cerca de ti? 

Recuerdo como desaparecía, dejaba de buscarme. Recuerdo que se convirtió en una persona distinta.

-Él… tenía… amigos nuevos. 

-¿Y tenías idea de quienes eran ellos? 

-¿Qué tiene que ver esto contigo? 

-Cuando Connor se sintió solo… yo fui su único amigo, novato. Pero tu hermanito no hizo las cosas como debían ser. Entonces, tenía que encontrar una forma de impedir que me jodiera el trabajo –frunce el entrecejo- Me resulta extraño que no me comentara de ti –me mira- Le advertí tantas veces, pero no creyó nada… Hice lo que tenía que hacer. 

-Bastardo… eres un bastardo. 

-Y aún sigue siendo un problema. 

-¿Quién sigue siendo un problema? 

-Nadie. Qué inteligente resultaste, Cameron. 

Unas ganas de golpearlo me inundan. La sensación se extiende por todo mi cuerpo, hasta la punta de mis dedos. 

Suspiro y me alejo de él para salir. No puedo seguir escuchándolo un segundo más. 

Lo último que escucho son sus carcajadas, cierro la puerta de un golpe y éstas se extinguen. Ahora, lo único que escucho son los murmullos de las personas que se encuentran afuera. 

-Cameron–es la voz de Steven- ¿Hablaste con él? 

-Lo hice. Enciérrenlo, que no pueda salir jamás. 

-Me aseguraré de eso –sonríe- ¿Irás por tus cosas? ¿Volverás al fin? 

-No. Necesito que me des una semana más –lo miro. 

-Lo siento, Cameron, no puedo hacerlo. No tienes ni idea de lo peligroso que es. 

-No me interesa. 

-Podrán descubrir que tú eres el infiltrado, ¡Es peligroso, entiéndelo! 

-Sólo una semana, Steven. Por favor. Ya cumplí con mi misión. 

Steven se queda serio un momento. Comienza a sobar sus sienes, pareciera que tiene dolor de cabeza. Después de un rato, vuelve a mirarme. 

-¿Una semana? 

-Sólo una. 

Vuelve a haber un momento de silencio, hasta que por fin habla. 

-Está bien –exclama- Nada más. 

-Bien –sonrío. 

Intento avanzar, pero él pone su mano en mi hombro para detenerme. Volteo rápidamente y arqueo una ceja. 

-¿Qué pasó con Walter haya adentro? –pregunta. 

-Es algo que ni siquiera yo entiendo. 

Negocios Miserables (Cameron Dallas y Tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora