—Gracias por el te y por esto...— Aprieta sus labios en dirección a Thomas.
Él solo asiente en silencio dejando que se retire hacia su habitación.
Se encontraba desconcertado con su pedido, pero también sentía el miedo que recorría el cuerpo de la rubia sin control.
Sophia traga saliva y luego de tomar a sus gatos en brazos y depositarlos sobre el sillón más cercano a la cama, suelta un suspiro.
—Aquí estaremos a salvo.— Le hace saber a ellos.
Suspira, nuevamente, cuándo ve que ellos se acomodan y se dirige al baño, toma un cepillo de dientes nuevo, no queriendo pisar su habitación por nada del mundo.
Se queda unos instantes mirándose al espejo y degustando el olor a caramelo de la habitación, realmente es olor la embriagaba y lo que más le molesta es que le resultaba completamente atractivo y no quiere dejarse llevar por aquella sensación, porque ese olor tiene nombre y apellido, cómo el dueño de la habitación.
Un ruido la saca de su relajación y la pone en alerta, sale del cuarto de baño y busca con la mirada a Thomas, quién no da señales de vida, pero la puerta está abierta y uno de sus gatos no se encuentra dónde lo dejo, es por eso que frunce su ceño preocupada por si es otro ataque.
—¿Thomas?— Indaga con temor.
Lleva una mano a su pecho y muerde sus labios nerviosa, intentando no hacer ningún sonido que llame la atención, el exterior de la casa, visto desde la habitación, se encuentra completamente negro.
Achina sus ojos para poder visualizar si el ruido vino de afuera, pero se sobresalta y gira soltando un jadeo al ver la silueta de Thomás en el gran ventanal.
Él mismo lleva en su mano a su compañero felino y una mueca de disgusto en su rostro.
Lo deja con poca delicadeza sobre la cama.
Ella suelta el aire concentrado en sus pulmones. —¡Me asustaste!— Se queja.
—Siempre me persigue.— Chasquea la lengua.
—¡Podrías haberme avisado que estabas!— Demanda enojada.
Thomas alza una de sus cejas, mientras se quita su reloj y deja sus dos celulares sobre su cómoda más cercana. —Te dije que ya subía, princesita.— Comenta divertido.
—¡Me asuste!— Admite.
Él rueda los ojos y se queda en cuero.
Remoja sus labios y lo mira desistiendo de la idea de quedarse a dormir allí.
—Es mi habitación.— Se carajea. —¿Quien más iba a entrar?— Sube sus hombros.
—¿No sé quizás aquéllos demonios que nos buscan?— Cuestiona fingiendo demencia. —¡Con ojos amarillos y todo eso!— Rueda los ojos.
Él infla su pecho frustrado. —Olvide que tus dotes están por demás que dormidos, hay que cambiar eso.— Sisea.
Sophia lo toma cómo burla y se encamina a la habitación cruzada de brazos.
Pero Thomas no lo dice en ese sentido, todo lo contrario.
—Como sea.— Refunfuña.
—No es mi culpa que no me hayas escuchado.— Rueda los ojos...
Ella sube sus hombros. —Lo sé...— Se queja...
El morocho la observa fijamente. —Tenes que empezar a practicar un poco tus sentidos, princesita.— Alza sus cejas.

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DESTERRADOS
FantasyDos almas gemelas que no quieren estar juntas, compartiendo un destierro desde hace más de cincuenta años. Un amor inevitable que se hace cada vez más imposible con el correr de los años. El diablo enamorado de su ángel. Y su ángel asustada por su a...