Sophia cierra sus ojos soltando un leve suspiro por sus labios para intentar relajarse, hace ya dos horas que el agua de la bañadera se enfrió, pero no le importa...
Ya nada le importa luego de haberse sentido de tal manera usada por el morocho, no quiere abrir su ojos por miedo a ver los de él, recordandole que no es nada, que no significa nada. Porque de esa manera es que ella lo había sentido.
Su brazo no deja de latir, su símbolo compartido con el morocho se encuentra reluciente, aprieta sus labios y abre sus ojos ofuscada por los recientes sucesos...
No puede evitarlo, pero no quiere salir del agua, no quiere afrontar la realidad que la golpea y que la hace sentir miserable en un mundo en el que ella nunca encajara porque no se siente a gusto, en donde se siente vacía y por sobre todas las cosas incomprendida.
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—¿Con todas esas chicas con la que te acostas también compartís la marca?— Pregunta.
El morocho abre sus ojos y rotundamente e inmediatamente niega con la cabeza.
La mira mientras que la rubia hace aquella pregunta de la nada.—¿De dónde sacaste eso?— Se queja levantándose de su escritorio, para ir hacia el sillón en donde ella está acostada mirando un canal random de música mientras que Thomas se ocupaba de sus asuntos laborales.
—No es novedad que a casa vienen un montón de chicas para estar con vos, Tommy... Y no creo que con todas veas películas de disney.— Bufa.
Él traga saliva.
—Ellas son distintas a vos, con vos solo tengo el vínculo y la marca.— Le explica alzando una ceja algo incómodo.
—¿Eso me hace distinta?— Indaga subiendo sus hombros.
Thomas chasquea su lengua encontrando las palabras adecuadas.
—Vos sos completamente distinta a ellas por un millón de razones, princesita.— Sonríe.
—¿Duele unir las marcas?— Frunce sus labios y él niega.
—Es como cuando tomamos... De nuestra sangre.— Le explica incómodo ante las preguntas de una Sophia de once años.
—Eso es bueno porque es lindo y no duele.— admite curiosa.
Thomas sonríe y chasquea la lengua.
—Cuando sea el momento vas a ver si fue bueno o no enana.— Se burla.
Ella tuerce las cejas.
—¡¡No me digas así!!— Se cruza de brazos.
Thomas vuelve a sonreír ante ese gesto tan dulce.
—Ellas no significan nada, Sophia, no pienses en eso.— Aclara volvieron al tema anterior.
La rubia alza sus ojos azules hacia los de él.
—Entiendo que debes de tener necesidades.— Responde subiendo sus hombros.
—Yo... ¡¡Maldición!!, ¿Por que estamos hablando de eso?— Se queja y apaga la televisión molesto...
Para que la rubia le preste únicamente atención a él.
Ella aprieta sus labios cerrando los ojos.

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DESTERRADOS
FantasyDos almas gemelas que no quieren estar juntas, compartiendo un destierro desde hace más de cincuenta años. Un amor inevitable que se hace cada vez más imposible con el correr de los años. El diablo enamorado de su ángel. Y su ángel asustada por su a...