Sophia aleja su cabeza del duro pecho de Thomás cuándo siente que ya no tiene más lágrimas para soltar, y hasta incluso, cuándo se siente un poco incómoda porque el morocho carraspea.
—¿Estas mejor?— Indaga quieto.
Luego, aprieta sus labios y la mira analizando cada una de sus acciones y de sus movimientos...
—Si... Lamento esa escena vergonzosa.— Susurra cabizbaja.
Thomas sonríe. —Yo no.— Ladea una sonrisa de costado.
Sophia niega, no está para sus burlas, y es por eso qué sólo hay algo qué quiere preguntar desde qué todo ocurrió. —¿Que eran esos?— Sus ojos brillosos lo miran con preocupación.
E incluso, se sorprende de qué ella tenga de nuevo sus ojos con ese color rojizo qué tanto le gustaba ver.
—No viene al caso ahora, lo importante es que que no van a volver.— Le asegura para poder contenerla desde su lado.
Teniendo que ser un pésimo mentiroso al no admitir que está por demás gustoso teniendola entre sus brazos.
Sophia niega con la cabeza y parpadea. —No son tus demonios.— Reconoce.
—No.— Es sincero al responder.
Y la rubia la agradece. —¿Por que no te obedecen a vos?— Indaga apretando sus labios.
—Estoy tratando de averiguar cómo los crearon sin mí consentimiento.— Pasa una mano por su cabello frustrado.
—¿Demonios?— Abre sus labios aterrada.
—Si... Bueno en realidad son una especie de ellos, son más bien una cruza, para ser más específico.— Thomás frunce su boca.
Estar tan pegados es bastante inquietante para Thomas, realmente quiere huir de allí cuánto antes, porque tiene mucho temor de no poder soltar nunca más a Sophia de sus brazos.
—Sentí frío... Mucho frío, pero no ese frío amigable que siento cuándo te toco, sino, este... Es... Era feo...— Traga saliva y mueve su cabeza, intentando recopilar las imágenes de cómo se sintió apenas los vio.
Thomas asiente con la cabeza y levanta una mano delicadamente frenando la conversación, haciéndole entender perfectamente que entiende a lo que ella se refiere.
—Lo sé...— Suspira intentando atar cabos a la vez, que quiere estar atento a ella.
Conoce aquella sensación, ya que él se encarga de enseñarle a ellos en muchas oportunidades cómo tienen que hacer sentir a la gente... Pero claro que la furia que ahora siente por sus venas va más allá de todo, se que se metieron con algo que no deberían de haber tocado.
—Fue horrible...— Admite pensativa.
Thomas asiente con sus labios apretados, lo sabe, porque él creo esa sensación.
—Seguime... Por favor.— Se levanta y le tiende una mano.
La misma es aceptada por ella, con algo de temblor, aún, aferrada a su gatito con su otra mano, ya que el más grande de ellos se quedó en los brazos del morocho.
—¿A... Dónde?— Murmura inquieta.
Thomás no puede evitar sentir al rozar su mano que ella estaba completamente temblando y con su cuerpo frío.
—Tranquila... No pasara nada malo...— Relame sus labios. —Pero necesitas entrar en calor.— Explica relajado.
—¿Y cómo?— Titubea con sus mejillas llenas de lágrimas, volviéndose levemente rojizas por no entender.

ESTÁS LEYENDO
DESTERRADOS
FantasyDos almas gemelas que no quieren estar juntas, compartiendo un destierro desde hace más de cincuenta años. Un amor inevitable que se hace cada vez más imposible con el correr de los años. El diablo enamorado de su ángel. Y su ángel asustada por su a...