Thomás ingresa a la propiedad, su cara y su mandíbula apretada lo dicen todo, la noche se le arruino gracias al llamado de su amigo...
No porque le hubiera incomodado el llamado del rubio, sino por el mensaje que le tuvo que dar.
Él tiene bien en claro cuáles son sus prioridades y objetivos, por lo que no reprocha ni se queja de lo que dejo por volver a su casa, aúnque, por otro lado, vuelve de nuevo aquel pensamiento, que para él es un pensamiento retrógrado, que lo hace, por sobre todas las cosas, poner de muy mal humor, pero es que gracias a que Aron se comunicó con él y le contó toda la situación que estaba pasando, él colateralmente no daño a la rubia, y eso en algún punto de su alma lo deja tranquilo y contento.
—Mas le vale tener una buena causa para estar hurgando dónde no les interesa, porque van a estar en problemas.— Su mandíbula apretada demuestra el grado de enojo que tiene.
El rubio lo espera en el sillón con un vaso de whisky en su mano, realmente su cuerpo y rostro se encuentra bastante pálido y asusta para quién no conozca de su situación.
Thomas traga saliva al observarlo así, pero no dice nada al respecto. Trabaja en eso en silencio, intentando encontrar la manera de ayudarlo.
—Veo que ambos tenemos mala noche.— Se saludan con una simple seña de cabeza.
El morocho lo observa y luego niega con la cabeza. —Eso creo, o mejor dicho me lo tendrías qué decir vos.— Tuerce su entrecejo.
Aron suelta una pequeña carcajada. —No podés culparme de esto también, te llamé y las pruebas están en esos teléfonos.— Chasquea su lengua relajado.
Thomas lo ignora negando. —¿Aún duerme?— Indaga.
—Si, cuándo llegué a los pocos minutos se fue a dormir.— Responde, señalando con la cabeza hacia las escaleras.
—Ire a corroborar.— Sube rápidamente y sin esfuerzo hacia la habitación de Sophia, quién duerme relajadamente entre sus cómodas sabanas.
Thomas suelta un suspiro cuándo la ve en perfectas condiciones. Reconociendo qué Aron ya se había percatado de aquello, pero era tan inminente la necesidad de verlo por sus propios ojos qué necesitaba corroborarlo él mismo.
—Mataré a todo aquel que intente tocarte.— Murmura sabiendo que ella no lo escuchará.
Pero jurando qué no dejaría qué nadie la vuelva a lastimar.
La ventana se encuentra abierta permitiéndole al viento colarse por la habitación y hasta, incluso, un poco de agua nieve, enarca una de sus cejas y cierra con un movimiento de manos la misma.
Y sin hacer un solo ruido se encamina al baño para corroborar que nadie esté allí, una vez chequeado de arriba abajo sólo le queda el guardarropas, el cuál cuenta con el mismo final que el baño...
—¡Malditos imbéciles, vamos a ver si se aparecen cuándo yo estoy!— Se acerca a la puerta y mira por última vez a su alma gemela dormir...
—Descansa, preciosa...— Susurra frustrado.
Y se queda unos minutos en el marco de la puerta observándola.
—¿Qué mierda estás haciendo, Thomas?— Se dice a sí mismo cerrando la puerta detrás de su espalda.
Luego de dejar sus pertenencias en su habitación se dirige al living, dónde sabe que su amigo lo está, aún, esperando.
—¿Sentiste algo?— Cuestiona curioso y algo nervioso.
Thomas lo observa en silencio unos instantes, si le pregunta eso es porque sabe a que se esta refiriendo, o ambos piensan similar al respecto, y no es buena noticia.

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DESTERRADOS
FantasiDos almas gemelas que no quieren estar juntas, compartiendo un destierro desde hace más de cincuenta años. Un amor inevitable que se hace cada vez más imposible con el correr de los años. El diablo enamorado de su ángel. Y su ángel asustada por su a...