parte 45

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Thomás deja las llaves sobre la mesa, se sienta en el sillón y sube sus piernas a la mesa con molestia, escucha bajar a Aron y se ríe internamente.

Se relaja y se queda mirando la televisión apagada, todo en el huele a sexo, ahora le molesta y repugna el olor pero primero quiere aclarar las cuentas con su cuñado, y luego darse una relajante ducha para sacarse todo los residuos de una noche acalorada.

—Veo que te dignaste a aparecer.— Comenta irónico.

Ya el sol va saliendo por el horizonte, los pájaros se escuchan cantar y eso le pone los pelos de punta, se ríe cuando lo ve de aquél modo, el rubio lleva unas terribles ojeras bajo sus perfectos ojos azules iguales a lo de su hermana,

—¿Como esta tu nariz?— Sonríe con ironía y lo mira hasta llegar a su lado.

Aron rueda los ojos y alza su barbilla para no dejarse intimidar.

—En perfectas condiciones, cuñado no fuiste tan fuerte esta vez, pero muchas gracias por tu preocupación.— Se burla sabiendo que el criticar sus poderes lo harán enfurecer.

Thomas tuerce sus cejas y alza su barbilla.

—¿Debería de preguntar por tu cerebro también?— Alza una ceja y lo mira divertido.

Estuvo hurgando en su cerebro, en los recuerdos que él rubio mas teme, haciéndolo así sentirse débil y con bajas emociones, tenía que de una manera u otra vengarse por haberle contado a la rubia lo más privado de su vida, aunque tiene qué agradecer que su hechizo fuera fuerte y ella no recordara grandes partes de lo qué le había contado Aron, su secreto estaba a salvo...

—Mejor que tu reputación seguro que está.— Se cruza de brazos y sonríe triunfante.

Thomas se para inmediatamente utilizando su fuerza sobrenatural y lo arrincona contra la pared más cercana, Aron mueve su cabeza a un costado...

—¡Tendría que torturarte!— No se muestra intimidado ni asustado.

Ambos tienen sus ojos colorados, las respiraciones agitadas y las mismas ganas de sacarse el cuello el uno al otro.

—¡¡Mo fue para tanto ni siquiera te puse tan en ridículo, Thomas!!— Comenta un poco burlón aprovechando para fastidiarlo aún más si eso era posible.

—¡No vuelvas a hablar de mí con ella!— Se queja y lo golpea con más fuerza.

—Lo bueno es que no lo recuerda todavía así que se supone que hiciste un buen trabajo con lo que sea que hayas aplicado— le sonríe furioso.

—¿Sabes que es lo bueno de no tener hermana?— Ladea una sonrisa de costado y lo mira de forma cínica.

Se ríe y chasquea la lengua aun tomándolo por la camisa.

—Iluminame por favor.— Sube sus manos y esa sonrisa de burla no se va por nada de su rostro.

—Que haga lo que te haga no la dañara... Es por eso que me puedo divertir mucho con vos, cuñado... Y por más que seas mi amigo si te metes de nuevo cómo estás acostumbrado a hacer en mi vida y en la de Sophia, te terminan pasando estas cosas...— Otra vez esa sonrisa de costado.

Baja su mano y empieza a quebrar sus costillas por dentro, el rubio cae de rodillas al suelo jadeando, apoya su mano a un lado de sus zapatos e intenta recobrar el aire mientras hace una mueca con su rostro.

—No lo hice apropósito... Y lo sabes perfectamente, ¡¡pero estaba furioso por lo que le estabas haciendo!!— Dice entre dientes.

—¡Eso no es excusa para meterte!— Se queja gruñendo.

DESTERRADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora