Parte 33

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Abre las puertas enfurecido y todo retumba a su alrededor, ya casi nadie queda en las oficinas a esta hora, pareciera que estuvo solamente veinte minutos en el cielo pero fueron más de ocho horas, es por eso que se encuentra por sobre todas las cosas irritado y preocupado por ella aunque no lo vaya a admitir.

—Señor, lo lamento pero ella me lo pidió.— Baja la mirada avergonzado.

Noel se da vuelta aún a un lado de la rubia y desaparece de la habitación apenas el morocho traspasa la puerta brindándoles privacidad a ambos.

—¿Que hiciste, Sophia?— Cierra las puertas y se arrodilla junto a Sophia acompañado de un jadeo al verla en ese estado, quien aprieta sus labios y lo mira débilmente...

Pero algo en ella crece cuando lo ve pasando por la puerta y cumpliendo con la promesa de que iría a buscarla.

—¡¡Mierda, mierda, princesa!!— Corta la vena más gruesa de su brazo y se lo ofrece.

La rubia trastabilla intentando levantarse y hace una mueca de dolor, sus oídos retumban, el morocho tiene ojeras y sus ojos completamente negros, pero su aspecto sigue siendo el mismo de siempre, destilando terror y temor en todos por más que hace media hora estaba sangrando por todas partes...

—Thomas...— La boca se le hace agua al sentir aquél olor tan predilecto para ambos.

—¡Soy yo, te dije que vendría... Un poco tarde, pero acá estoy!— Traga saliva aterrado.

—Llegaste antes.— Se ríe débilmente y apoya sus labios en su herida.

Él hace una mueca con sus labios y siente cómo los labios de ella queman contra su piel, cierra sus ojos y oculta el deseo en ellos de la dulce sensación al sentir como extrae su sangre.

—Lo hiciste bien, Sophia, sos fuerte... Lo hiciste muy bien...— La alienta.

Sophia cierra los ojos y toma con un poco más de fuerza la mano del morocho para tener mejor precisión de la vena en la cuál están clavados sus colmillos.

—"Pude haber durado más."— Se queja en su mente.

—Esta bien, princesita...— Susurra mirando su rostro, al igual que sus labios teñidos de su sangre.

Chasquea la lengua cuándo ella se aleja, frunce sus cejas y le parece que sólo duro unos pocos segundos, la rubia limpia su boca y baja la mirada un poco avergonzada por la intensidad con la que bebió de su sangre, sus mejillas rosadas le dan la pauta de lo mucho mejor que se encuentra y eso ñte brinda calma a él.

—Gracias...— Apenas es audible pero él lo escucha perfectamente.

—Siempre es un placer.— Thomas pasa una mano por su cabello nervioso.

Sophia se levanta delicadamente y lo mira alzando sus cejas...

Él traga saliva y niega con la cabeza.

—¿Aron?— Pregunta preocupada.

Toda la sangre da vueltas por su cuerpo, se siente mareada pero esa sensación ya la conoce, y es cuando bebe de Thomas.

—Él está bien, pero tenía que venir a verte... Hay algo que tengo que explicarte, princesita.— Explica con un dejo de preocupación en sus palabras.

—¿Iremos a casa?— Cuestiona apretando sus labios.

Thomas traga saliva en seco al observarla de pies a cabeza.

—Iremos.— Asegura, peleando con sus pensamientos.

—¿Por que tardaste?— Se queja aterrada de que la hubiera dejado sola.

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