Parte 25

1.6K 130 4
                                    

—¡Largo!— Sisea.

El camarógrafo se orina encima literalmente y señala a Thomas con su dedo tembloroso.

Su cámara yace a un lado con los flashes rotos, todos a su alrededor lo miran con sus ceños fruncido y alarmados por la situación qué se está dando en la entrada a las oficinas.

Él los sigue mirándolo mostrándole su peor lado.

—¡Thomás y Sophia!— Gritan los reporteros para obtener una foto de primera plana de ambos.

Sophia inspira profundo, y mira la escena tomada, aún, por el brazo del morocho, mientras que ambos siguen caminando hacia las puertas principales.

—¡Que irritante son los humanos!— Se queja para si mismo Thomas.

La propiedad se encuentra infectada de periodistas y paparazzis, ya que relacionaron el camión de cocaína, de quien no saben su procedencia, con la fundación para la cuál la firma de los tres colabora, es por eso tanto revuelo.

Pero luego de que Thomas asustará a todos ellos, los periodistas se apartan y los dejan pasar con tranquilidad y sin tomar una sola foto al gran edificio.

Ella se suelta inmediatamente cuándo las puertas de metal se cierran y puede respirar con calma, mientras que muerde su labio inferior y acomoda su cabello hacia atrás mirándolo fijamente.

—¡¡No debiste hacer eso!!— Jadea, aún, con sus manos temblorosas. —¡Fue descortés!— Refunfuña y lo mira negando una vez más.

—¿No?— Se ríe...

Sophia niega observándolo fijamente. —No podes hacer lo que tengas ganas... — Insiste.

—¿En serio me estás diciendo esto?— Lleva una mano a su pecho, fingiendo estar aturdido.

Sophia, sabe perfectamente que se está burlando de ella y de sus palabras, no obstante, niega con la cabeza, para continuar con su reclamo hacia él. —Esto es una compañía pública, por si no te diste cuenta, me refiero a que la gente está al tanto de lo que se hace acá, por lo que no podés estar echando a los periodistas que están en la puerta por lo que pasó con el camión de cocaína que fue a caer en el barrio en el que nosotros auspiciamos...— Demanda.

Él suelta una carcajada y sube sus hombros.

—Princesa...— Rueda los ojos para que deje de culpar lo de lo inevitable.

—Además supuestamente vos te encargaste de que no hubiera ni un solo gramo de esa porquería, por lo cuál, tan sólo tendríamos que haber dicho que era un rumor malintencionado y ellos se hubieran ido con su nota, completamente conformes.—  Murmura.

—¿Por que no puedo?— Arquea sus cejas, y se aproxima por demás a ella, con una sonrisa ladeada en su rostro.

Sophia traga saliva por su cercanía.

Thomas huele a todo momento increíble y eso es por demás tentador.

—¡No todo se puede en la vida, Thomas y menos que menos comportarse de esa manera tan impropia!— Lo regaña, cómo si fuera un niño pequeño caprichoso.

—Si puedo, soy el diablo y lo que más me caracteriza es comportarme cómo se me antoja, princesita.— Le guiña un ojo.

—Puede acusarnos, Thomas, sos tan egolatra que no te das cuenta de lo que ocurre a tu alrededor, el mundo sigue girando por si te lo estabas preguntando.— Arruga sus labios, y salen ambos de la caja metálica.

—¡¡Pf, realmente tengo mucho miedo de que nos puedan hacer algo!!— Rueda los ojos, fingiendo una mueca de temor en sus ojos.

Ella suspira completamente exhausta.

DESTERRADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora