Parte 24

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El reloj marca las 03:25 de la mañana.

Thomás fuma un cigarrillo al borde de la cama en cuero, no quiso salir al balcón para que ella no se despierte por la correntada de aire, aúnque es prácticamente una excusa ya que él podía simplemente moverse sin la necesidad de abrir el ventanal, sólo no quiere dejarla sola, todo su cuerpo está completamente saciado, se siente más vivo que nunca.

Estuvo toda la madruga pensando en si borrar su memoria o no, y aún no llego a esa conclusión. 

Incluso esa idea corre por su mente y lo pone sumamente nervioso, por eso llego a la necesidad de consumir algo tan estúpido y humano como el tabaco para poder ver si de aquella manera su mente se despejaba y él podía encontrar en su mente las respuestas que necesitaba para saber que acciones tomar.

—El tiempo corre, Thomas.— Murmura para si mismo.

Mueve su cuello y pasa su mano por el mismo pensativo y con el juicio nublado.

Lleva sus jeans puestos y sus pies descalzos moviendo los mismos por el frío piso de parquet, aún no cabe en su cabeza lo que acaba de suceder hace horas y no deja de pensar en la locura que desatará cuándo se despierte su alma gemela.

Se da media vuelta observando a la rubia dormir, todo en ella le generaba una paz absoluta que en su vida pensó tener, ni siquiera sabiendo desde tiempos inmemorables quien era él y el rol y lugar que ocupaba para el mundo y en la tierra, sin embargo todo aquello desaparecía cuando al veía a ella. 

Su cabello natural cayendo por su mejilla, sus labios rosados y aquellos ojos cerrados eran realmente de una digna admiración por la que podía durar horas mirándola sin decir una sola palabra, era como una sobre carga de energía, y se sorprendía de que ella funcionara así con él, porque eso lo hacía notar realmente como débil, depender de otra persona es algo que nunca le había causado gracia, pero era algo que tenía que admitir y asumir al menos para sus adentros.

Sin embargo, nunca se dejaba de asombrar de como ella podía cambiar su día tan solo con una mirada, una palabra o cuando era su día de suerte con una sonrisa. 

Sonríe al pensar en aquello y niega con la cabeza intentando volver a la realidad... Pero no puede evitar que se sintió increíble la sensación de tenerla entre sus brazos...

No se compara con ninguna persona con la que estuvo antes, y eso que ni siquiera tuvieron sexo... Sé siente un completo adolescente con sus hormonas revolucionadas.

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¿Por que mí miras así?— Pregunta.

Él pasa una mano por su mejilla mientras qué se queda helada ante aquél tacto.

Thomás resultaba siempre ser frío con ella y hasta incluso borde, sonríe de costado, esa mirada perversa la conocía, sabía que cuándo la veía ocurrían cosas malas.

—Voy a borrarte de nuevo un recuerdo, y realmente no quiero hacerlo...— Relame sus labios mirándola desesperado, cómo cuál adolescentes.

Ella arruga su entrecejo sin entender verdaderamente a qué se está refiriendo.

Sophia hace un puchero y lo mira no entendiendo bien a que se refiere él y menos que menos porque parece que está triste, odia cuando lo ve triste. Thomas es muy importante para ella y desea que siempre se mantenga feliz, con aquel brillo en sus ojos que lo hace especial.

DESTERRADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora