parte 49

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—Creo que me da más miedo como te estás comportando, a que me lastimes...— Se abrocha los jeans y se coloca el calzado dándole aún la espalda a Thomas.

Ella aun se siente algo tímida como para mirarlo a los ojos, porque cuando lo hace recuerdan el revolcon que tuvieron hace poco y no le genera mucho orgullo que digamos aquello.

Al oír aquellas palabras sonríe de costado y relame sus labios mientras se levanta y busca su camisa perdida por el living, se ríe internamente de cómo ella se comporta a veces con el, con que facilidad le habla sin temor a cómo pueda Thomás reaccionar y eso verdaderamente le fascina de ella.

—Disfruto más teniendo sexo, princesita.— Hace una mueca con la boca y la mira con sus ojos aún dilatados y oscuros.

—Bueno tampoco era como para que digas ese comentario poco caballeroso.— Mueve sus pestañas y lo mira de reojo.

Thomas sonríe ante su vergueza.

—O en realidad de ambos cuándo es con vos, princesa.— Sube sus hombros y la arrogancia que la rubia conoce de hace presente nuevamente en el ambiente.

Rueda los ojos y busca su abrigo.

—Thomas... Ya entendí.— Prefiere no escuchar más detalles en ese pequeño impás de tregua que están teniendo.

—Cuando te desvaneces en mis brazos me da una satisfacción que ni masturbándome puedo terminar de satisfacer.— Niega con la cabeza y acomoda un mechón de su cabello rubio detrás de su oreja.

—No volverá a pasar...— Asegura arreglando el cuello del tapado.

Él arquea una ceja y en un rápido movimiento ya tiene acorralada contra su cuerpo a Sophia, quién traga saliva al sentir nuevamente su cuerpo contra el de ella, no hace mucho terminaron lo que habían iniciado en el sillón en la ducha.

—Eso dijiste hace dos horas, princesa...— Le guiña un ojo y pasa la yema de sus dedos por sus rosados labios.

Sophia no baja la mirada, la mantiene en sus ojos negros,

—¡¡Sí pero esta vez va en serio, no podes hacer conmigo lo que quieras!!— Le recuerda.

—¿Por que?— Se queja como niño desilusionado.

—¡Lo hablamos el otro día, Thomas, esto no va a funcionar, no así!— Admite.

—Quieras o no, va más allá de lo que digas.— Sonríe y alza su barbilla ejerciendo presión sobre la espalda de la ojiazul.

—Thomas...— Suspira.

Y lo mira esperando realmente que él comprenda a donde ella quiere llegar con todo esto, no que se la quede mirando con aquella sonrisa chula que le genera nada más y nada menos que de pegarle un merecido cachetazo.

—Si yo quiero va a pasar todos los días, princesa, me resulta muy gracioso que pienses que no sucederá.— La amenaza y aprovecha su vulnerabilidad para entrar en su mente.

—¡¡¡Jamas va a volver a pasar!!— Asegura.

Se burla de ella y la mira con gracia.

Sophia pone su rostro serio y niega con la cabeza.

—Princesa...— Vuelve a negar con la cabeza mientras que sonríe con burla, indagando los pensamientos de su alma gemela sin ningún descaro.

—¡¡¡No te metas en mí cabeza!!!!— Se toca la sien y frunce el ceño por el dolor que le vino de repente.

Thomas sé vuelve a reír y se separa de la rubia tomando las últimas prendas que le quedan por ponerse, sigue manteniendo esa estúpida carcajada en su rostro, burlándose de su alma gemela, ya que ella no podía evitar aún que el se metiera en su mente...

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