—No me hagas esto...— Suplica una ves más con su cuerpo temblando...
—No te hago nada, Sophia.— Responde cínico.
Sophia, por supuesto, que no tiene otra opción, y si la tuviera no quiere enfrentarse a él, por lo que bebé lo mínimo suficiente y retira sus labios temblorosos de su frío cuello.
Jadea y lleva una mano a su cabeza, se siente mareada, gracias al frenesí y las recientes heridas curadas.
Ella tiembla y cierra sus ojos cargados de lagrimas —Lo haces... Lo estás haciendo ahora.— Llora en su piel.
—Lo deseas tanto cómo yo... Princesita... No podes negar la naturaleza y lo que ambos sentimos, cuanto más te resistas más doloroso va a ser para vos, solo quiero que te dejes llevar.— Murmura cansado.
Un sinfín de sensaciones están pasando por este momento por todo su cuerpo y por su mente, todavía se asombra de la fuerza de voluntad que tiene para alejarse de la sangre tan exquisita que tiene el morocho.
—Pero no esta bien hacerlo.— Traga saliva...
Es por eso su miedo de esas ganas de estar continuamente pegada a él o de beber su sangre, no quiere que eso se haga cotidiano o peor aún qué sea adictivo y necesite de él más de lo que ya necesita.
—¿Quién lo dice?— Sisea. —¡¡Es nuestra maldita naturaleza!!— Jadea enojado por su actuar...
Thomas tiene sus ojos cerrados y su boca entreabierta, su cuerpo ya se encuentra sano.
Toma una fuerte bocanada de aire y la mira a su vez que vuelve a calentar el agua con sólo el toque de sus dedos...
—Es complicado.— Susurra en voz baja.
Era realmente complicado para ella dejar de no ver a ese diablo que él era con todas aquellas personas, entendía que era su naturaleza y su trabajo, pero no comprendía cómo una persona podía tener dos caras, una amorosa o lo que fingía e intentaba ser con ella y otra la cara con la que hacía sus deberes diarios.
No comprendía cual de esas dos caras era la original y eso es lo que mas temor le generaba.
La analiza unos minutos de arriba abajo, su brasier ya se transparenta y su pene vibra y se despierta al ver aquellos pezones rosas frente a él. Todo su cuerpo se tensa de inmediato a tener a su mujer prácticamente desnuda frente a él.
—No me mires con esa cara, y no pienses eso... Sophia.— La reprende con una mueca de enojo en su rostro.
Ella suspira y rueda sus ojos. —Basta, Thomas... Esto es raro...— Se señala a ambos. —No esta bien y no me siento cómoda.— Lo reta.
—Sophia...— Murmura delicadamente sin dejar de mirarla.
Ella niega, queriendo frenar sus palabras. —Si no te gustan mis pensamientos no te metas en mi cabeza todo el tiempo, Thomas...— Mueve su cabeza a un costado, evaluando su salida del jacuzzi cuánto antes.
—No me pidas que no lo haga, si vos no SOS honesta conmigo.— Le sonríe y niega con la cabeza.
Se ríe porque sabe perfectamente la encrucijada que tiene en su mente, la necesidad que tiene de quedarse frente a él, de tocarlo y las ganas que tiene de correr lejos de él, porque sus prioridades no son las mismas.
—Tu cuerpo necesita más calor, sólo estoy haciendo que te sientas bien y que sanes pronto, nada más.— Levanta la temperatura del agua con sólo pasar las yemas de sus dedos por ella, una vez más.
Sophia cierra los ojos y aprieta sus labios disfrutando la sensación.
—Gracias por eso, pero creo que debería de irme ya...— Titubea.

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DESTERRADOS
FantasyDos almas gemelas que no quieren estar juntas, compartiendo un destierro desde hace más de cincuenta años. Un amor inevitable que se hace cada vez más imposible con el correr de los años. El diablo enamorado de su ángel. Y su ángel asustada por su a...