Parte 36

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—Hagamos esto rápido.— Pide la rubia alzando su barbilla.

—Es lo que mas deseo.— Asegura Thomas al ver el rechazo que ella le regala con cada mirada.

Ambos caminan hacía el salón de la casa donde vivía su padre, dónde se hará el evento de hoy, los ángeles más importantes y los demonios se encuentran allí, esperando por ellos.

—Esto apesta a ángeles.— Se queja el morocho apretando sus puños.

—Ahora son tuyos.— Le recuerda con burla.

 Aron vigila las cosas desde lejos, todo está cambiado y ahí también lo nota, pero le gusta la nueva decoración a decir verdad, gracias a la misma no tiene la necesidad de salir corriendo espantado de la propiedad por los malos recuerdos que la misma le trae...

—Deja de estar nerviosa... No pasara nada malo, princesita.— Susurra...

Sophia camina y aprieta sus manos entre sí para no notarse nerviosa, todos tienen sus miradas puestas en ellos y eso la incomoda de sobre manera, el morocho la toma por la cintura con procesión y la acerca a él, ella se tensa de inmediato al sentir el contacto con él pero intenta fingir que no sientes absolutamente nada.

—Eso me pone incomoda.— Le hace saber con recelo.

—Tendrás que soportarlo.— Sonríe llamando la atención de todos.

Se ponen en el centro de la habitación donde la música clásica resuena, las cosas en el otro plano son iguales a en la tierra, hay barrios, ciudades, no hay tantos mercados como abajo ya que no necesitan comer tantas porquerías, pero todos saben quiénes son ellos, porque gracias a ellos viven, y la fiesta que se está dando hoy no es más que otra simple fiesta de empresarios en el plano donde ellos están acostumbrados a estar.

—Ella luce increíble.— Escuchan que susurran...

Thomas sonríe irónico sabiendo que aquello es la pura verdad.

Sophia... Tiene bien en claro que no quiere volver a vivir aquí, quiere quedarse en donde esta, por más que ya no tenga su pequeño departamento prefiere incluso vivir con Thomas a volver a estar acá, donde todos saben quien es, donde muchos le tienen adoración, otros pocos odio, y otros muchos respeto.

—Buenas noches a todos.— Su voz fría los hace callar a los presentes para prestarle pura y exclusivamente atención a ellos.

Los que no estaban mirándolos se dan vuelta al ver a la pareja, su hermano le guiña un ojo a su costado y le manda tranquilidad a su cuerpo, Thomas aun no suelta su caderas y la mantiene bien agarrada hacía él.

—No haré esto muy largo, la mayoría ya está enterado de que de ahora en más yo gobierno el bien y el mal junto a mí hermosa reina.— Señala a la rubia quién carraspea y finge una sonrisa cuando los aplausos se hacen presentes.

—De mas esta aclarar que todo pasara primero por mí, quién salte está regla estará condenado el resto de su existencia a padecer cosas que ni se imaginan, y nuevamente por mas repetitivo que suene de más está a aclarar que tengo mucha más debilidad por hacer el mal antes que él bien, sólo mantengo este lado vivo por una simple razón de estabilidad.— Sonríe.

Ella siente el agarre que él le da, y todo su cuerpo se estremece.

—Y por último quien no respete a su reina sufrirá las mismas consecuencias... Eso va para todas las miradas y pensamientos pervertidos que están teniendo sobre ella en este mismo instante.— Sisea.

Todos asienten con miedo otros con ilusión en sus ojos de su nuevo rey del cielo.

Sophia se ruboriza al escucharlo.

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