Epílogo

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—¡¿Por que crees que papá no me deja?!— Suspira y baja la vista un poco desilusionado de que su padre no lo haya elegido como su séptimo favorito de la lujuria.

Ya que el puesto había estado vacante porque quién lo ocupaba había roto las reglas siguiendo los pasos de su antecesor y Thomás lo había tenido que sancionar y castigar ¡Aquellos demonios lo volvían loco!

—El debe de tener sus razones corazón, pero no por eso tenes que sentirte de esa manera...— Le explica siendo lo más dulce posible.

—¡¡¿Crees que no soy lo suficiente para ese cargo?!! ¡Vos también sos la reina y podrías decidir sobre mi postulación!— Argumenta.

L a rubia lo mira suspirando mientras que hago una entre sus manos a su pequeña bebé de dos años y medio la cual duerme completamente ajena a los reproches de su hermano.

—Corazón no creo que sea porque no sos lo suficiente para ese cargo incluso con todas las actitudes que tenés y cómo andas atrás de todas las chicas tanto humanas como demonios es más que claro que esté puesto te vendría muy bien.— Rueda los ojos irónica.

Por supuesto que Sophia no se anda con rodeos sabiendo qué tanto ella como el morocho está muy enojados con su hijo, Cameron, por el simple hecho de que intentó coquetear con la hija de Aron y Luna, siendo aquello vergonzoso por demás para los mayores claramente.

Sabiendo que ella era su prima, y la única respuesta que había encontrado por parte del castaño con esos ojos tan iguales a los de su padre tan intimidantes era que las cosas en el infierno podían quedar tranquilamente en familia y que no veía el motivo por el cual se enojaban tanto con él.

—¡Entonces realmente no lo entiendo ese puesto está libre desde hace más o menos dos meses y ni siquiera es capaz de dármelo!— Brama.

Thomás ingresa a la casa.

Estaban en París, no en aquella casa donde había empezado de nuevo a conocerse ambos, sino que ésta era mucho más amplia y con los gustos un poco más extravagantes como los tenía el morocho por supuesto que su casa del inframundo también había sido remodelada y sus hijos podían ir allí cuántas veces quisieran aunque él seguía gobernando ambos mundos desde las tierras humanas.

—¡Ahí lo tenés! Podes preguntarle vos mismo— Mira a Thomas sacándose el peso de encima divertida.

—Quizá sea porque todavía te faltan testículos para un puesto así.— Rueda los ojos... —¡Hola, princesita!— Susurra en su oído dándole un beso.

Cameron rueda los ojos ante tal escena.

—¡Ni siquiera me hiciste una prueba, no sabes si funciono o no!— Se queja abriendo sus brazos.

Thomas se ríe mirando con burla a Cameron.

Quién infla su pecho y se cruza de brazos en una pose muy chula digno de su padre y de un lujurioso.

—¿Te pensás que la prueba es que puedas meter tu pene en todos los agujeros posibles?— Se ríe.

Sophia aprieta su labios dándose vuelta para no hacer ninguna mueca. 

No podía creer que le estuviera hablando a su hijo como si fuera un amigo, con aquél lenguaje, pero se daba vuelta porque aquello le causan gracia.

Thomas no cambiaba más y ella había podido amar cada actitud rebelde del morocho al cien por cien.

—¡Thomás, sabes que puedo hacerlo!— Se queja moviendo su cabeza a un costado.

—Sobre todas las cosas tenés saber en qué te estás metiendo pretendiendo ser uno de mis siete favoritos.— Sisea.

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