parte 44

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Su hermano la mira preocupado, todo su cuerpo tiene heridas, las mismas sanan casi al instante en que se le forman pero él que Thomás haya abierto la conexión para poder sanarla más rápido hace que cada toque que le den a él sea cargado de dolor y tensión contra su cuerpo...

A decir verdad la amenaza que el morocho la había dado a su cuñado lo había tenido preocupado durante toda la tarde pero pudieron practicar algunos ejercicios, que iban a mantener en secreto hasta el momento, y habían compartido un buen tiempo de hermanos y de caridad y no había sucedido nada extraño, hasta el momento.
Su hermano sigue poniendo un paño frío en su frente y calma sus emociones, pero el rostro de Sophia parece no calmar, él no mentía cuando decía que la iba a lastimar, su hermano hierve de bronca por dentro, pero sabe que más de lo que está haciendo no puede hacer.

—No podes... ¿Sólo hacerme dormir...?— Lo mir.

Aron hace una mueca con sus labios y niega con la cabeza dudoso, la mira y besa su frente.

Le pasa su energía y ella cierra los ojos relajando su cuerpo.
—Es todo lo que puedo hacer, preciosa, me voy a quedar a tu lado hasta que pase.— Acaricia su mejilla.

—Gracias, por quedarte.— Asiente intentando sonreír pero la sonrisa no le llega a sus ojos.

Los pochoclos dulces aun reposan en la mesa de luz, habían empezado a ver una película en la habitación que ocupaba la rubia pero todo se descontrolo una hora más tarde cuando comenzó a quedarse sin aire, sentía su corazón bombear tan lento que sus manos le sudaban.

—Todo estará bien, y cuando menos lo esperes dejaras de sentir dolor.— Le asegura intentando conectar con Thomas para que baje un poco sus revoluciones y dejarle en claro de que si está molestó se tome una botella de ginebra y vaya a golpear un saco de box.

—Me odia...— Traga saliva y cierra sus ojos de nuevo.

No tiene fuerzas para siquiera quejarse, siente cada musculo de su cuerpo arder, se ríe de manera irónica por dentro sabiendo que thomás debe de estar disfrutando del momento, lo único que espera es que no lo esté haciendo adrede para dañarla.

—Sé que no vas a creer en mis palabras, pero te puedo asegurar que no te odia.— Sonríe.

Ella lo mira incrédula.

—Ya no se siquiera porque me duele tanto, porque... No es solo las heridas... Me duele el alma aron.— Se queja y suelta un sollozo que intenta tapar con ambas manos.

Se sorprende de sentirse tan débil y se acurruca más contra las mantas, 
—¡Maldición!— Murmura para el mismo aterrado.

—Solo quiero morir... Realmente no entiendo porque lo hace...— Su hermano hace una mueca con sus labios, desacomoda su cabello y se lleva su mano al puente de su nariz.

—Es la manera que tiene de quitar su furia— Murmura poco convencido con el método.

—¡¿Puede hacer millones de cosas más que no tengan violencia no?!— Cuestiona burlona.

—Lo queres...— Aprieta sus labios apenas termina de decir la ultima letra.

Ella niega con la cabeza incrédula.

—¿Que estás diciendo, Aron? ¡Es una barbaridad!— Se ríe.

Él sube sus hombros y asiente.

—No te olvides que puedo ver que sentís...— Chasquea la lengua divertido, acaricia su mejilla tiernamente.

Ella sonríe por el acto y por el chiste que acaba de hacerle, pero no quiere aceptar que sus palabras sean reales. 

—¿Por que querría a alguien que ama verme sufrir?— Se carajea, alza sus cejas y niega con la cabeza.

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