Parte 5

2.5K 137 13
                                    

Para Thomás: —"¿Seguro que podes con ese malnacido?"— El teléfono no tarda en vibrar con su respuesta.

Mueve levemente su cabeza hacia su teléfono despreocupado.

Tenía las manos más pálidas de lo normal y sus dedos temblaban, pero aún así podía mantener el conocimiento.

Para Aron: —"Tengo todo controlado, no voy a hacer desastres sí a eso te referis."— Se burla internamente sabiendo de antemano porque se refiera a eso.

Para Thomás: —"Siempre podes contar conmigo para chuparle el alma a alguien."— Escribe el texto con una sonrisa penetrante en sus labios.

Para Aron: —"No lo dudo. Necesito comer, en eso podrías ayudarme, aúnque voy a darme un festín con lo que encuentre por ahí..."— Aron niega con la cabeza con una sonrisa divertida.

Para Thomás: —"Eso no te servirá de nada, voy a hablar con Sophia por la tarde, no prometo nada pero intentaré ayudarte"— Una ilusión y sed se pasa por la cabeza del morocho a leer esas palabras.

Aron suspira mordiendo su labio, mientras medita el dilema de su hermana y su cuñado.

Teniendo internamente una pelea, ya que toda su vida fue el mejor amigo de Thomas, y siempre lo ayudó en todo, pero su hermana va primero.

Y por otro lado sabe que no puede interrumpir en nada que tenga que ver con las almas gemelas, aúnque, sí puede llegar a sobornar y/o ayudar a su hermana para que se relaje un poco y le de a Thomás lo que esté necesita...

Para Aron: —"Puedo solo."— El rubio rueda los ojos y no vuelve a tocar su móvil.

Su amigo era el más testarudo del mundo, se había asombrado de que le pidiera ayuda con Sophia, y ya estaba ideando algún plan para poder ayudarlo.

Evidentemente fue algo del momento.

Thomás aún yacía en el suelo de su lujoso gimnasio...

Habia recuperado su respiración y ya lograba tomar su propio celular a unos metros de él.

Pero no lo usaría para pedir ayuda, él jamás pediría ayuda a nadie, ya había flaqueado por la mañana al pedirle ayuda a su amigo para conseguir sangre de su hermana.

Simplemente se relaja, tenía mucho tiempo por estar sólo y sabía que nadie lo encontraría allí abajo, sin embargo, estaba muy enfocado en lo que tenía que hacer con total prioridad, antes de que su amigo llegara a la casa.

El problema es que sus pensamientos no dejaban de abrumarlo y de recordarle el porqué se encontraba de esa manera, sintiéndose tan débil.

~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~~⁠>⁠'⁠)⁠~⁠~⁠~

¿Por que me obligas a hacer esto?— Traga saliva y se cruza de brazos, mientras que están en el mundo humano recorriendo las calles de Barcelona...

Él rueda los ojos y la mira de reojo.

—Deberías de cambiar tus palabras.— Se carajea ante su porte tan frio  y desconsiderado.

—¡Me obligaste venir al mundo humano a acompañarte!— Suspira y aprieta sus labios.

—No te veo amordazada para que digas que te obligue.— Alza una ceja y la mira molesto por sus palabras.

—Y es más que obvio que ahora me vas a obligar a hacer lo que vos tengas ganas de hacer.— Relame sus labios divertido.

Si hay algo que no le irrita de Sophia es conocerla tanto que ya sabe con qué frase le va a salir sin la necesidad de leer su mente, es cómo un pequeño juego privado que tiene con el mismo para ver que tan bién la conoce, a medida que van pasando los años y los siglos.

DESTERRADOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora