Parte 14

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—Arooooon.— Gruñe sin abrir aun los ojos... —¡Carajos!— Sisea ronco.

Mientras se remueve la cama con algo de incomodidad en su cuerpo...

—¡¡Buenos días!!— Suelta irónico.

—Sea lo que sea que estés haciendo... tenes que saber que...— La sangre sale expulsada de su cuerpo a salpicones, manchando su enorme cama, siguiendo cada linea de cada corte... —Estás estropeando unas sabanas que ya no se consiguen en la india.— Sonríe de costado con sarcasmo ante su frase.

Eso a él no le dolía...

—¡No seas imbécil!— Recrimina furioso.

—Eso me enoja mucho... Porque tendría que poner a esclavos humanos a trabajar para que las vuelvan a conseguir.— Agrega.

Simplemente le divertía saber como su amigo se las había ingeniado para que su hermana no sufra lo que él estaba pasando en ese mismo momento...

—¡¡¡Tengo que matarte!!!— Amenaza el rubio negando con la cabeza desde el marco de la puerta central de la habitación.

—Tanto escándalo... ¿Que te pasa?— rueda los ojos.

—¡Ella no es como nosotros todavía!— lanza un bufido y golpea con su mano derecha la pared.

—Que novedad, ella esta bien, Aron, yo cuide de su sueño toda la maldita madrugada.— Se carajea.

—¿Cuando lo vas a entender? Una puta noche la deje a tu cargo, y mira como volvió...— Brama.

El morocho se recompone en la cama, mientras la bruma negra lo tapa por completo cerrando cada una de sus heridas.

—¡Necesitaba calmar la tensión, Aron, me estaba volviendo loco!— Se levanta alzando sus manos, para restarle importancia a todo el bullicio que estaba haciendo el rubio en vano, encaminándose al cuarto de baño.

—¿Era tan necesario?— Cuestiona molestó aún.

—¡¡Estaba por descuartizar a ese imbécil adelante de todo el mundo!! Te pido disculpas si me parece muchísimo mejor ir a tener sexo a qué después tenga que limpiar un cuerpo descuartizado y tener que mandar a todos los demonios a limpiar la zona.— Se burla.

El agua cae por su rostro...

Lo peor de todo es que sus palabras eran realmente en serio.

—No podes hacer eso con ella...— Traga saliva con su mirada clavada en sus zapatos.

—Si puedo.— Acomoda su cabello.

—¡¡No puedo dejar que lo hagas, Thomás!!... Por favor, deja de hacerle esto... Los dos se necesitan y no lo quieren admitir.— Brama.

Thomás sonríe... Sale con una toalla cubriendo su parte baja.

—Eso no es cierto.— Miente.

—Necesito que seas más cuidadoso... Te lo pido como amigo, porque esto te esta destruyendo a vos también, te conozco y se que esto te esta afectando y te esta sacando de quicio tenerla tan cerca...— Suelta, un poco más relajado.

Thomás lo mira restandole importancia a los comentarios de su amigo.

Hasta casi se podía pensar que se estaba burlando de cada uno de ellos.

—No necesito ningún consejo, así que espero que te lo ahorres todos.— Busca entre sus prendas.

—Sos mi hermano de toda la vida, y somos agradecidos de que no tenemos una vida corta, sé perfectamente cada cosa qué hiciste para cuidar a mi hermana y qué haces para cuidar a mi hermana y no es por qué te importa vivir sino que lo haces porque la querés.— Suspira.

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