Parte 7

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El momento entre ambos se pone bastante tenso, y por sobre todas las cosas, incómodo para cualquiera de los dos, pero es ella quién sorprende al mismísimo diablo soltando las primeras palabras que él estaba pensando desde hace minutos...

—Vainilla y caramelo...— Susurra reduciendo sus lagrimas.

Él alza sus cejas asintiendo con su cabeza levemente, mientras mira la herida de la rubia cicatrizar rápidamente, gracias a su sangre...

—No tengas miedo, princesita, sé que es embriagador el olor... Pero no tenes porqué temerle.— Sisea.

Un rayo amenaza con hacer estruendo sobre el cielo y es nada más y nada menos que su propia creación.

—No tengo miedo...— Admite con una sonrisa de melancolía en sus labios que se asoma...

—¿Así?— Relame sus labios y la observa con esa intensidad que le incita a acercarse a su persona.

—Aha.— Murmura realmente sincera subiendo sus hombros.

Thomas sonríe divertido. —Nunca lo tenés cuándo estás a mi lado... Ni siquiera cuándo mentis diciendo que sí.— Se burla.

Sophia aprieta sus labios mirándolo directamente a sus ojos.

—¿Y si siempre sabes la respuesta para qué me preguntas entonces?— Se burla moviendo su cabeza hacia un costado.

Él sonríe de costado relamiendo sus labios luego de aquel gesto. —Me gusta llevarte la contraria, princesita, pero eso es algo de lo que estoy seguro que ya estás más que entendida.— Asegura arqueando sus cejas en su dirección.

—Si.— Asiente inspirando profundamente.

Y se arrepiente al instante en que lo hace al sentir todo aquel olor tan delicioso que comienza a embriagarla poco a poco, hasta el punto de prácticamente hacerla sentir mareada.

Thomas la mira fijamente analizando cada una de sus muecas y movimientos sabiendo a la perfección lo que está sintiendo ahora mismo.

—¿Es fuerte, no?— Sonríe.

—Es... Es muy intenso.— Tiene que tragar saliva para contener las ganas de beber aquella sangre tan deliciosa...

Él simplemente sonríe divertido ante su comportamiento. —En realidad para mí el término correcto es delicioso.— Admite poniendo los ojos en blanco.

Y para sorpresa de ambos, y por sobre todas las cosas, de ella, lo admite exponiéndose al decir aquella verdad, y lo que él opina al respecto.

Es por eso que la rubia no puede ocultar el asombro en su rostro.

—¿Vos... Crees eso?— Traga saliva realmente sorprendida.

Thomas sonríe suspirando.

—Si... Yo siento lo mismo que vos cuándo huelo tu sangre.— Levanta su mirada encontrándose con los ojos cristalinos de Sophia.

—Uhmm.— Es lo único que logra que salga de los labios de ella...

Thomas infla su pecho al observar su actitud. —Sos mi alma gemela, princesa, no te asustes al sentirlo, no somos simples y vulgares humanos.— Suelta con maldad pura, a pesar de que las palabras suenen tiernas.

—Hasta de tus labios eso suena fatal.— Alza sus cejas realmente molesta por su comentario de mal gusto.

Él simplemente sonríe divertido. —Pero eso ya lo sabías, princesita.— Canturrea.

Sophia traga saliva al oír esa frase.

Él sonríe con ironía al saber que la dejó sin palabras, y aprovécha lo perdida que se encuentra en sus pensamientos para levantarla de un tirón brusco haciéndola sobresaltar, largando un suspiro por su boca.

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