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PAIGE

Tengo un trasnoche de putas ¡Joder! Me remuevo incomoda en mi espacio de la cama, por culpa de una figura que esta justamente detrás de mí que también se mueve incómodo.


-¿Podrías darme mi espacio, por favor?- gruño a el padre de mis hijos sin mirarlo, porque aún no tengo el deseo de abrir mis ojos.  Solo quiero dormir por toda la eternidad.

-Tu eres la que invade mi espacio personal.- gruñe Bruno aun adormilado.

Intento levantar la cabeza y abrir los ojos para ver cómo es que estamos acotados en la misma cama. Cuando al fin, después de dos minutos de una lucha interna logro le lograr mi cometido procuro abrir los ojos, pero lo hago muy rápido. La luz entra de golpe a ellos, sin mi consentimiento, lo que provoca que los cierre de inmediato para llevar mis manos hasta ellos para así estrujarlos con fuerza.

Cuando a fin dejo de estrujarlos los abro lentamente, acostumbrándome a fuerte sol que hay esta mañana y que entra con fervor por nuestro balcón. Miro nuestro alrededor; es ahí cada me percato del porqué de nuestra incomodidad. Estoy atravesada en la cama, hasta ahora recuerdo que justo después de quedar dormida junto a bruno, la niña comenzó a llorar, haciendo salir de sus brazos para ir a calmarla. Una vez la calme, vine como zombie y me acosté en la cama sin ningún tipo de cuidado. Es obvio, todos estos meses he estado durmiendo sola y que de pronto a Bruno le nazca dormir aquí, me desconcierta un poco.

Me acomodo en la cama para ver mejor a hombre que está medio desnudo en la cama. Recuerdo lo que casi pasa anoche y me cohíbo al instante. Tenemos que reanimar la llama del amo y el problema no se soluciona teniendo sexo como intentó hacerlo anoche; Estamos tan alejas uno del otro que anoche me entró el pánico que yo no pude hacer nada. Es como si su toque me quemara, como si tenerlo cerca fuera la cosa más dolorosa, sentía culpa solo por besarlo, y es ahí cuando e das cuenta de que algo está reamente mal porque se supone que no debe de ser así.

-¿Te gusta lo que ves? Todo es tuyo pero lo rechazas.- me sacan de mi trance las palabras de Bruno.

-Se ha despertado muy pícaro el señor- digo con gracia. En verdad me sorprende lo mucho que me ha hablado en estas pocas horas.

-Digamos que a pesar del calor y de la incomodidad, he despertado de buen humor.- dice sentándose en la cama, estrujando sus ojos al igual  que yo cuando me desperté.

Tiene el pelo todo enmarañado y pegado a su bello rostro. Me acerco a él para quitarlo bajo su intensa mirada...

-Te ves muy radiante hoy...- Su comentario no hace más que hacerme reír.

- ¿Te burlas de mí?- le digo muerta de risa. -Debo parecer un oso panda con estas malditas jeras que me cargo. - quisiera decirle que ¿Qué demonios le picó? ¿A qué viene tanta amabilidad? Pero no quiero arruinar este momento que compartimos ahora.

-No lo hago.- dice serio -Desde que te vi, supe lo hermosa que eres. Eso jamás ha cambiado.- su mirada incrustada en mis ojos me dice que es totalmente sincero.

-Entonces ¿Qué demonios es lo que te ha estado pasando todo este tiempo?- le suelto sin pensar. Quiero que me diga la verdad, si hice algo mal.

-Te dije que tenía mucho trabajo- mira a todos lados al decírmelo. Es obvio que no es eso -¡Ahora, levántate!- dice poniéndose sobre sus pies a toda velocidad. -Tenemos que ir a comprar tu ropa,  para la fiesta de mañana.- un cambio de tema radical.

Cuando creí que al fin hablaríamos de lo nuestro, lo que hace es escabullirse.

En bóxer se encamina hasta el baño, encerrándose allí dejándome totalmente sola en la habitación. Ya estoy acostumbrada a esto, así que intento que me duela lo menos posible.

Mi Alpha, Mi HombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora