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Paige

Un nuevo día, que aunque el sol está afuera simplemente yo lo veo gris. Es en este momento, mirando por la ventana que cada día me brinda una maravillosa vista hacia el bosque, me pregunto ¿Qué hice? ¿Me he portado tan mal? Simplemente he querido una vida feliz con mi familia y no este infierno; este asco que siento ahora.

Una y otra vez mi mente repite la escena de anoche; de como Bruno estuvo a punto de obligarme a tener relaciones con el. Estuvo a punto de abusar de mi...me besó, me toqueteó y me siento como un puerco que se revuelca en el asqueroso lodo, al salir está lleno de mugre. Así de mal me siento conmigo misma.

Anoche intenté dormir en esta cama, junto a Bruno, pero el miedo a que volviera intentarlo era tan grande, que no pude conciliar el sueño. Estoy decida a salir de este lugar que ahora siento que me asfixia.

Pienso irme hasta donde mi padre, últimamente ha estado alejado de nosotras pero sé que si le pido ayuda no la negará. Necesito sacar a mis hijos de aquí, necesito que la presión en el pecho y estas permanente ganas de llorar sean despojadas de mi cuerpo.

¿Es posible sentir esta incomodidad con tu mate? ¿En tu hogar? ¿Dónde viste a tus hijos? Ahora eso no me importa.

Sentí que mi corazón volvió a latir cuando vi una llama de Aáron y decidí tomarla.

-Aáron- fue lo primero que se me ocurrió decir.

Tapé mi boca para que no se escucharan los sollozos que sin control comenzaban a salir

Paige mi amor...ya sé porque nos está pasando todo esto, es que somos mate amor, estamos atrapados en este hechizo; esa es la respuesta a nuestra atracción-

-¿Qué?-Enserio no sé qué demonios decir ante esta confesión. Ni siquiera la asimilo porque de verdad no me siento con fuerzas de nada.
Ya no aguanto más, necesito que Aáron busque a alguien para que me ayude a salir de aquí. -Aáron- digo ya con las lágrimas mojando mi rostro.

-No mi amor, no llores cuando estoy lejos ¡por favor!- se me hincha el corazón cuando me dice mi amor.
Enserio estoy tan confundida, Dios!

Me siento en la cama y limpio mi rostro con el borde de mi blusa.

-Aáron, Bruno intentó abusar de mi.- le suelto todo sin ningún tipo de anestesia.
De solo recordar lo de anoche me duele más el pecho. Siento un dolor de cabeza muy grande por tanto que he llorado.
El silencio a travez de la línea telefónica me desespera, porque no sé qué está pensando, necesito escuchar su voz.

-¡Voy para allá! ¡Voy a matarlo!- de pronto cuelga la maldita llamada.
Sus palabras me han dejado helada, suspendida en este lugar.
Las lágrimas no paran de salir mientras imagino como Bruno mata a Aáron una y otra vez.

Le devuelvo la llamada algunas 10 veces pero no me responde, preocupándome aún más. No me contesta las malditas llamadas y esto me tiene más que nerviosa; Aáron no tiene el poder de enfrentarse a Bruno, no puede hacerlo.

Necesito hacer algo ¡Dios! Ilumíname.

Media hora después estoy preparándole un bulto a mis hijos para irme de este maldito lugar. La desesperación me ganó, y con lágrimas en los ojos hice lo que creí que era correcto; necesito salir de aquí antes de que Aáron venga. Necesito llevármelo de aquí.

Muero si le pasara algo por mi culpa.

Termino de ponerle los zapatos a mi hijo mayor para luego cargar a la niña, cuando de pronto la puerta es abierta abruptamente dejándome sin aliento.

Mi Alpha, Mi HombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora