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Aáron

Hace exactamente 4 días desde que fuimos a esa maldita fiesta. La maldigo porque desde se puto día parezco un crio de 10 años que no puede estar tranquilamente sentado en un solo lugar; porque siento que si permanezco así tan solo por un momento pecaré con mis pensamientos de muy mala manera.

La verdad es que preguntarme a mí mismo ¿Qué demonios me pasa? Ya me tiene harto por el simple hecho de no obtener una mísera respuesta a tan sencilla cuestión. Se supone que si me conozco a mí mismo tengo que saber la razón por la que estoy así, lo peor de todo es que si se por qué estoy así, lo que no se es porque me ha afectado tanto. Mi problema tiene nombre se llama Paige.

Es que solo la he visto una maldita vez y ya ha provocado que haga lo que jamás pensé que me negaría a hacer; rechazar a mi mujer. Es que eso es lo que me tiene aún más furioso, es como una guerra que mi polla y mi cabeza tienen en este puto momento. Ahora mismo trato de liberar energías corriendo como un demente en el bosque que está detrás del lugar en donde vivo con mi mate. Que dicho sea de paso hace dos días que ni siquiera me mira, habla lo necesario conmigo ósea solo para darme los medicamentos que me recetó el doctor en cuanto salí del puto hospital.

Al principio discutimos porque según ella me desaparecí toda la fiesta y no la pasé con ella pero todo eso es mentira, la que desapareció dejándome solo fue ella; simplemente salí en busca de comida y apareció ella...No puedo explicar lo que me hizo sentir su presencia pero me hizo sentir muy bien; libre, entretenido, sin estrés.

Mientras más pienso en todo o positivo que me dio Paige en 90 minutos, más abrumado me siento y más rápido necesito correr. Enserio me siento tan estresado; para rematar mi mate no me habla y no he hecho absolutamente nada para que eso no cambie, es como si no me importara ¡JODER! ¡Odio esto!

Me dirijo  a toda velocidad a casa. Donde vivo con mi mujer, donde pertenezco, donde debo estar. Una vez en frente de mi hogar sin importarme estar desnudo, entro a la casa y subo hasta el dormitorio donde sé que duerme mi mujer. Abro la puerta como un desquiciado espantando a Jessica por su ensoñación.

Sus ojos despavoridos escanean todo el lugar en busca de que ha provocado el ruido hasta que nuestras miradas se encuentran y ahí se detienen.  O mi parte, esperanzado busco algo en sus ojos que no encuentro en ningún lugar.

-¡Me asustaste!- dice adormilada estrujando sus ojos.

-No era la intensión.-  digo acercándome a ella con lentitud. Vengo decidido a reconciliarme con ella.

-Ok...Solo ten más cuidado.- haciendo amago de volver a dormir.-Ponte ropa.- dice por último.

-Vine a hablar contigo...- me sorprende su frialdad.

-¡Ah sí!- la ironía en esa frase me golpeó el rostro. -¿Sobre qué?- pregunta.

-Sabes perfectamente porque...Necesitamos resolver esto.-le digo.

-Te escucho.- entonces solo yo tengo que la culpa. ¡Qué bien!

-Es estúpido durar 4 días si hablarnos simplemente por no coincidir en una fiesta a la que me obligaste a ir y luego te desapareciste.- ¡Genial! ¡Ya lo dije!

-Fui a buscarte a la mesa y ya no estabas Aáron.- eso no importa ahora. Sigo pensando que es estúpido.

-Luego te fuiste y no seguiste buscando. En fin el problema es que no podemos seguir de esa manera.- me recuesto en la cama justo al lado de ella, para estar de frente.

-¿Qué propones?- me dice escaneando mi cuerpo con la mirada.

-Reconciliación- digo. Aunque realmente no tenga ganas en este momento, que por cierto es muy raro en mí

Mi Alpha, Mi HombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora