Mi Alpha, Mi Hombre

13.

Paige

Estoy sentada en la cama mirando hacia la ventana esperando a que Aáron salga del baño. No sé qué tanto hace ahí pero ya me estoy desesperando. Quiero salir de aquí, necesito salir de aquí, necesito saber cómo está mi hermano, ha de estar preguntando por mí.

Si tan solo encontrara alguna forma de salir de aquí sin que nadie se dé cuenta. No sé lo que este idiota quiere conmigo, pero si era sexo ya logró lo que quería, no quiero estar aquí; no sé a dónde carajos me ha traído, no sé cuánto tiempo me desmayé solo sé que estoy en una habitación casi del tamaño de mi apartamento y como una hermosa vista al bosque, pero ¡Por Dios! Estar en un lugar en contra de tu voluntad no hace que disfrute nada de esto, pero bien que te lo tiraste anoche y sí que lo disfrutaste.

Maldita conciencia. Si, me acosté con él, pero no sé qué demonios me pasa cuando me besa, él tiene una forma de embobarme que es inexplicable. No sé qué clase de droga posee ese hombre en los labios que hace que pierda la cordura solo con tenerlo cerca y de eso me doy cuenta por lo que pasó ayer. No soy una fácil, soy stripper más no prostituta pero no sé qué me pasa y esa es la razón número 3,000 por la que debo salir de este lugar.

Sigo en la misma posición desde hace 10 minutos. El idiota me dijo que me cambiara la blusa, pero no lo haré porque no es nadie para que sienta que tiene algún poder sobre mí.

Aáron sale del baño con su celular en la mano. Me busca con la mirada por todo el lugar y cuando nuestras miradas se cruzan mi pulso se acelera ¡Demonios! Odio no tener el control de mi cuerpo con este hombre enfrente.

Él me mira y se relame los labios con su mirada aún puesta en mi boca lo que hace que se vea más Sex...digo más repulsivo, Si eso...

Veo como su mirada desciende por cada parte de mi cuerpo y se queda observando mi vestimenta. Se da cuenta de que no le he obedecido, me reprende con la mirada.

- Te dije que te cambiaras esa mitad de blusa que tienes puesta y te pongas algo mío - me dice con notable molestia en su rostro.

- Y yo te dije que no me gusta que me den órdenes, idiota - le dije retándolo - Me quiero largar de aquí ¿Me puedo ir ya? - le dije cruzando mis brazos.

- Ya te dije que no te irás. El lugar donde debes estar es conmigo, En ningún otro- dice caminando hacia mí. -Eres mía- dice poniéndome los pelos de punta con esa frase; Está loco o, mejor dicho, estamos locos.

- No soy de nadie- digo iracunda -DÉJAME IR- abre la boca para contestarme, pero su celular suena...

Me da la espalda para descolgarlo se le hace fácil por qué lo tenía en el baño.
- Ya bajamos...- escucho que dice. Voltea a verme de nuevo y niega con la cabeza.

Sale caminando hacía su closet, escucho que maldice a una mujer que loca que lo saca de sus casillas. Abre la puerta de su extremadamente gran closet; lo que creía que era un pequeño closet resultó ser casi otro dormitorio ¡Dios Mio! porque tanta exageración.

Sale de ahí con un abrigo en manos, se me planta en frente y lo tiende para que lo tome, pero no lo hago.

-No seas idiota, no me voy a poner eso sí es lo que quieres - le digo mirando el abrigo con asco

- Claro que te lo pondrás. No andarás por ahí así. Y no me hagas perder más tiempo; tenemos que bajar. - no pienso ponerme ese abrigo casi a medio día y aquí hace un calor horrible, Ni de coña me lo pongo.

- Ya te dije que ni de coña me pondré eso- su mirada cambia, creo que ya perdió la "paciencia" que tenía.

Me toma de la cintura y me sorprende porque siento como me empuja a la puta cama; Me toma de los brazos y no sé cómo me pone el maldito abrigo de mierda, pero lo hace. Veo que se levanta de la cama dejándome libre de todo su peso. Me levanto en cuanto lo hace y miro lo que me puso ¡Acaso cree que estamos en invierno! Levanto la mirada para observarlo y ensancha la sonrisa cuando ve mi rostro.