Epílogo

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Creo que lo que nunca imaginé es que me acoplaría tan rápido a una vida que no imaginé que tendría. Pasar de estar prácticamente rodeado de hombres, donde las únicas mujeres de mi vida era mi madre y Amelia, que siempre fue mi segunda madre desde el inicio, pero ahora resulta que la heredera de todo el imperio que por tantas cosas malas ha pasado mientras ha estado en mis manos.


Mi pequeña Arantxa dentro de muchos años será el Alpha de nuestra manada; y aunque al principio creía que eso sería improbable porque siempre el primogénito es un varón, todos los siglos es así, desde antes que mi abuelo tomara el poder ha sido así...y que ahora sea una fémina sigue pareciéndonos extraño porque es que jamás había acontecido una situación igual, aunque siendo yo su padre me siento muy bien con esto. Mi hija con dificultad aprendido a llamarnos mami y papi, que son las pocas palabras que dice claras porque si comparamos todas las palabras que dice en lenguaje bebé es una experta.


Todos nos han ayudado, aunque no necesitamos mucho de su ayuda porque he aprendido a repartir mi tiempo, entre mi manada y mi familia. Aunque ha sido dificultoso cuando tengo que salir de viaje. Digamos que caigo en una especie de depresión algunos 2 o 3 días antes de que me vaya, porque odio la idea de irme y dejarlas. He pensado en llevarlas conmigo a todo lugar al que voy, pero considero que la bebé está muy pequeña para todos estos trotes, aunque con la energía que posee estoy seguro de que lo disfrutaría. Después que soy padre he decidido buscar ciertas informaciones que me ayudarían con la crianza de mi hija ya que de niños sabía poco hasta que mi hija vino a mí y he tratado de estar lo suficientemente cerca de ella y de Paige, para nutrirme de todo lo que tiene que ver con ellas, pero creo que no es lo suficiente.

Después de todo esto me creo el Einstein de la paternidad y como Isaac y yo pasamos demasiado tiempo juntos, he decido que soy el profesor perfecto para enseñarle nuevas cosas. En esas estamos ahora mientras marcamos el territorio para evitar posibles ataques.

-Si...pero solo falta un mes y tú apenas tienes 4 meses con tu hija, no creo que estés en posición de andar dándome esa clase de órdenes. - dice rodando los ojos mi amigo mientras rechaza militarmente mis consejos.

-4 meses es más que suficiente para hacerme un experto. - farfullo orgulloso.

Seguimos caminando adelante de un grupo de hombres nos ayudan a hacer el trabajo.

-Eres un experto en no dejarla que aprenda a caminar, porque nunca quieres que ruedes por los suelos como una niña normal. - suelta riéndose, como si recordara esos momentos.

-La protejo...- es lo único que digo en mi defensa.

-Deberías de protegerte más a ti mismo porque no han sido una ni dos las veces que Paige ha querido matarte por evitar que ocurra. - se ríe con ganas cuando dice eso.
Yo solo puedo matarlo con la mirada, porque no le veo el maldito chiste a sus palabras, mucho menos a mi forma de protección.

-Será mejor que te calles antes de que deje a tu mujer viuda. - el cambio de su rostro me llena de satisfacción.

-Aáron, será mejor que no hagas ese tipo de bromas. – Me dice de forma amenazadora, repitiendo lo que dije al principio. me hace gracia que ahora el que se enoje es el.

Abro la boca para contestarle, pero no bien empiezo hablar cuando la voz de uno de mis hombres me interrumpe.

-Alpha, ya hemos terminado. - se acerca Miguel a mí.

- ¡Perfecto! Volvamos a la manada nuevamente, vendremos la próxima semana a hacer lo mismo. Infórmales a los otros, tenemos que cuidar nuestro territorio y a nuestras mujeres. - lo veo asentir y retirarse con velocidad hacia los otros, que están bajo un árbol evitando el sol.

Mi Alpha, Mi HombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora