52.

15.5K 1.2K 88
                                    



Era media noche.
La hora perfecta, puesto que la tranquilidad del lugar podía percibirse, todos dormían...todos eran felices en lo más profundo de sus sueños aunque sea tan solo por 8 horas.

Los guardias cabeceaban en los calabozos. Eran guardias y hombres lobos pero necesitaban dormir a esas horas y cuando tenían tiempo o un momento a solas aprovechaban para dormir un poco a escondidas.

Todos estaban estaban Yam tranquilos excepto una persona en todo el lugar.

Tenía días, semanas o mejor dicho meses planeando una forma de escaparse de ese maldito lugar que lo estaba volviendo loco. Lo que más odiaba era estar lejos de ella...de la mujer que se supone que es el amor de su vida.

Madeline

Mencionar su nombre era suficiente motivación para el. Porque en lo más profundo de su ser sabía que volvería; sabía que la vida que tenía hace unos meses volvería y que solo era cuestión de que él saliera de ese maldito lugar donde lo tenían encerrado.

Su recuperación había tardado demasiado, puesto a que era humano y no tenía ningún tipo de atención médica para la cura de sus heridas; y aunque sorpresivamente ese día se sentía con más energías que otros días, la molestia no se iba por completo.

Acostado viendo el techo oscuro. Tiene días planeando esto; necesita y sobre todo debe hacer esto.
Todo este tiempo Bruno lo ha sometido a la tortura de saber que coño está haciendo con la vida de todos y ya no está dispuesto a esperar a quien no quedó de llegar.

Tiene que hacerlo por su propia cuenta, tiene que salir de ahí para decirle a Aáron todo lo que Bruno hizo...joder como le molesta que haya hecho de Paige su mate y diga que la hija de Aáron es suya. Ese maldito hechizo de mierda afecto a todos, todo por su maldita obsesión con el poder.
Sabrá Dios a donde coño mandó sus hermanos con el hechizo.

Sorpresivamente esa noche era la ideal. No se sentía en las mejores condiciones de salud pero sentía motivación y eso era más que suficiente para salir de ahí. Tenía que decirle todo al primero que se encontrara aunque lo mataran en el puto intento.

Necesitaba ver a Madeline, la necesitaba tanto que eso fue lo que lo orilló a tomar esta decisión tan alocada.

Se levanta despacio de la cama, sin siquiera respirar para no hacer ningún tipo de ruido. Se acerca hasta las rejas...a evaluado el lugar todo este tiempo. Es la última celda al final del pasillo, siempre ponen un guardia a su lado que siempre se queda dormido.
La primera vez que intentó escapar no pudo, pero esta vez si lo logrará. Está seguro de qué hay más vigilancia, por lo tanto tiene que ser sigiloso.

Analiza bien el lobo ya de una edad avanzada, que duerme Justo al lado de su puerta. Escanea su cuerpo en busca de las llaves, se acerca un poco más para verlo mejor.
Y ahí están, colgando en su brazo, derecho que yace sobre su pierna.

"Manos a la obra" se dice así mismo. Preparado para todo tipo de escenario se acerca lentamente para tomar su brazo he intentar sacar la llave.
Entra los brazos por las rejas, que tienen una abertura suficiente para poder meterlas allí, sino no sabría como hacerlo. Toma la mano del desconocido con su mano izquierda, mientras con su mano derecha intenta sacar el llavero; lo lleva como si fuera una pulsera.
Calma los punzantes latidos del corazón con respiraciones profundas, para que nadie lo escuche. Es lógico que los nervios lo ataquen, pero necesita mantener la calma.
Es un humano, y todos los qué hay aquí son hombres lobos, tiene que ser más inteligente que todos los qué hay en ese maldito lugar.

"Al fin" se grita feliz mentalmente. Pero cuando está apunto de soltar la mano del hombre, el desconocido voltea la cabeza hacia el lado que Daniel se encuentra.

Mi Alpha, Mi HombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora