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Aáron


-Estás cosas solo te pasan a ti por Imbécil- ruge mi lobo en mi cabeza, haciendo que me desespere aún más - Bien lo dice nuestra hembra ERES UN IDIOTA-

Estoy desesperado.por primera vez no sé qué hacer.Tengo 3 días sin saber absolutamente nada de Paige.

No sé cómo demonios se les escapó a mis Hombres. Es una simple humana ¡Por Dios! ¿Tan difícil era no dejar que se escapara?

Necesito dejar de pensar en ella solo un segundo o me volveré loco. Escucho la alarma del reloj sonar, recordándome que es hora de despertar pero la verdad es que no la necesito porque no he dormido nada desde hace dos noches.

Me levanto de la cama directo al baño. Necesito despojarme de toda esta tensión que en estos momento abundan mi cuerpo por culpa de no saber dónde y con quién coño está mi mate.

La leyenda dice que los hombres lobos no podemos vivir sin nuestras almas gemelas. Moriríamos en dado caso de que nuestra mate faltara aunque yo soy un caso especial porque yo no moriría. Mi condena sería seguir mi vida sin ella. No creía en nada de eso pero esto que estoy empezando a sentir por mi mate me ha hecho considerarlo; necesito tenerla junto conmigo.

Entro a la ducha buscando paz en la lluvia artificial que cae sobre mi piel haciendo que cada músculo tenso de mi cuerpo se relaje, pero el agua no hace que la preocupación y la desesperación se valla. Cierro los ojos intentando relajarme y disfrutar la ducha. Al abrirlos ahí la veo, frente a mí...Tan hermosa como siempre.

Totalmente desnuda. Puedo ver cómo las gotas de agua recorren su piel con delicadeza haciendo que mis deseos de poseerla se hagan más intensas. Intento tomarla de la cintura pero se hace polvo en mis brazos.

Abro los ojos. Creí que los tenía abiertos pero todo fue una mala jugada de mi mente. Creí tenerla aquí conmigo pero no es así ¡NO ES ASÍ! Es tal mi furia que necesito golpear algo pero lo único que tengo en frente es una pared de mosaicos pero poco me importa.

Estrello mi puño contra la pared haciendo un hoyo y rompiendo gran parte de la cerámica, pero poco me importa. Estoy perdiendo la capacidad del autocontrol que me caracteriza. He peleado y he ganado grandes batallas, peleando por nuestro territorio. Y una mujer de 1.60 con largas piernas, pelo castaños y unas perfectas curvas estaban haciendo que poco a poco desapareciera todo control que por años he tenido.

Miro mi mano, no ha tenido ningún tipo de fracturas. Ni siquiera me ha dolido el maldito golpe porque.

Salgo de la ducha con una toalla envuelta en la cadera. Me dispongo a peinar mi pelo y mi barba en el espejo, al menos tengo que ser delicado en esto.

Cuando termino me encamino a mí closet en busca de algo que ponerme para salir de estas 4 paredes y salir en busca de Mi Mujer.

Escucho que tocan a la puerta y detengo todo movimiento para escuchar mejor. Como ya estoy teniendo alucinaciones con todo lo que veo ya no me fío de nada de lo que vea y escuché.

Vuelven a tocar. - ¿Quién es?- le preguntó. No tengo ánimos de que me molesten si no es para darme noticias acerca de Mi mujer.

- Soy yo Aáron - contesta Isaac - Abre la puerta, te traigo el desayuno. Tienes que comer...- dice en un tono cansado.

Es otra cosa que no he hecho en tres días, no he comido nada porque no tengo el deseo de hacerlo. La necesito aquí, la abstinencia y el estrés me quitan el hambre.

- No quiero llévate eso de aquí.- lo escucho suspirar. Sé que es mi amigo y le preocupa todo esto pero si no tengo hambre que quiere que haga.

- Tengo noticias...- no lo pienso dos veces, le abro la puerta a toda velocidad haciendo que pase a la habitación inmediatamente. -Pero antes que nada tienes que tomarte al menos el jugo.- ¿Me está chantajeando? ¿A mí?

Mi Alpha, Mi HombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora