Mi Alpha, Mi Hombre

66.

Aáron

Gloriosamente al fin estamos en la casa de Isaac, que es el lugar de albergue de prácticamente toda la familia. Los únicos en casa somos nosotros 4 porque los demás han decidido salir a ver a la madre de Isaac. El maldito hechizo de mierda alejó a Madeline de su madre y consideraron que era necesario el reencuentro.

Pude haber ido, pero ni loco dejo a Paige y a mi hija solas. ¡Ah! y a Esteban (El Niño sigue sin caerme bien) además de que mis padres dijeron que vendrían dentro de un rato a conocer mi hija.

Mi padre a estado encargándose de prácticamente todo mi trabajo, mientras yo me acoplo nuevamente a la realidad que es mi verdadera vida.
De ahora en adelante me aseguraré de que toda la manada esté en constante monitoreo por lo que me resta de vida y mi hija que algún día será Alpha seguirá haciendo lo mismo que yo; protegiendo su gente que tanto la necesita.

Esto fue un descuido lamentable que no volverá a ocurrir. Además de que los culpables están malditamente muertos y ojalá se quemen en la quinta paila del infierno, en la que arda más.

Respiro profundo porque ya me doy cuenta de que mis pensamientos me estresan, y no quiero que mi niña se despierte. Arantxa está dormida sobre mi...todo su pelo rubio recae en mi pecho y sus piernitas pequeñas en mi abdomen, durmiendo con una tranquilidad única.

Mi mujer está dándome la espalda, abrazada a su hermano-hijo, ya no se ni como llamarle a esto. Observo su cuerpo como puedo, dándome cuenta de lo mucho que ha cambiado después del nacimiento de mi hija. Conozco su cuerpo perfectamente y aunque tenga mucho tiempo sin hacerle el amor, o mejor dicho sin verla totalmente desnuda se nota a leguas de sus cambios.

Está más mujer, más bella. Su piel ha adquirido un brillo único y aunque su cuerpo no es igual que antes, con las mismas curvas que me volvían loco, porque no está tan delgada como antes; me agrada como está...Me encanta que sus senos hayan crecido porque ahora son perfectos.

Que esté dándome la espalda me da una perfecta vista de su perfecto culo redondo, que juro por Dios si no estuviera con mi hija durmiendo sobre mí y con Esteban durmiendo junto a ella, de verdad que la tomaría sin consideración alguna.

- ¿Qué demonios ves tanto? - me espanto al escuchar su voz rasposa, que es la que me despierta de mi mundo lleno de Paige solamente para mí.

El brinco de espanto que di claramente hace que mi hija se remueva entre sueños, pero no se despierta. Enserio no me esperaba que esta mujer hablara tan de pronto o mejor dicho que estuviera despierta.

- ¡Demonios Paige! - quiero gritar, pero lo evito así que susurro muy fuerte.

-No me has dicho que mirabas...- dice divertida. Lo disfruta.

- ¿Acaso no puedo ver a mi mujer todo lo que yo quiera? – le respondo pícaro. Es mía puedo verla cada vez que quiera y más si tengo tanto tiempo sin degustar de su perfecto sabor.

Voltea a mirarme, dejando observar sus perfectos labios que es otras cosas de su amplia gama de cualidades que me mata.

- ¡Te amo! – de pronto dice dejándome sin aliento. Espere tanto porque me dijera esto y la verdad es que cada minuto de espera valió la pena, porque yo también la amo con toda mi maldita vida.

Se acerca a mi uniendo nuestros labios con toda la emoción del mundo. Sus labios dulces solo me provocan aún más, pero no puedo moverme porque mi hija está dormida sobre mí, y eso hago...repetirlo una y otra vez para que mi cerebro mande los mensajes que emito a todo mi cuerpo para que no se salga de control como pretende hacerlo.

No quiero que la inocencia de estos niños salga volando por mi culpa, además de que sé que Paige no permitirá que suceda nada fuera de lo normal. Siento como sonríe entre beso y beso al ver mi incomodidad; me conoce y sabe lo que quiero pero que no puedo.