Noah. |Niall Horan & tu|

9.

Mi precioso hijo se estiró, mientras bostezaba. Acababa de cumplir dos años y parecía más pequeño. Había sacado eso de mi. Yo jamás había parecido de la edad que tenía realmente, siempre más pequeña. Digamos que medir menos de 1,60 no ayudaba.

—_____ — me llamó Niall mientras lo miraba enternecido. —¿Crees que... pueda ser el padrino?

—Claro que si — respondí sonriendo.

—Hola mami — hablo con su vocecita, Noah.

—Mira quien ha despertado — sonreí. —Noah, él es Niall, un viejo amigo de mamá. — Noah miro a Niall algo pensativo, pero luego, le sonrío mostrando sus pequeños dientes.

—Hola Noah — sonrió Niall. —Soy Niall —

—Nall — repitió el.

—Muy bien — lo felicité. — ¿Que les parece si vamos a la playa? — les propuse.

—Si mami, pofi pofi— contestó feliz.

—Está bien — acepto Niall. No podía dejar de mirar a Noah, como si estuviera escaneándole su cara para que le quede para siempre en su mente.

—Genial — conteste.

Estaba algo loca, era invierno aquí en Londres, pero podía jurar que el agua era caliente. De todas maneras, no dejaré que Noah se meta, podía ser muy peligroso.

Nos subimos al auto de Niall, quien había insistido en manejar, no había dejado que yo toque mi auto.

Una vez que llegamos a la playa, había mucho sol, pero provocaba que no haga mucho frío. Estaba agradable. Coloque una manta sobre la arena y nos sentamos los tres ahí. Le di los juguetes de playa a Noah, y el muy feliz comenzó a jugar.

—Te extrañé — soltó Niall. Lo mire sorprendida.

—¿Me has recordado todo este tiempo? Digo, yo te pensé cada día de mi vida, pero tú, al ser famoso, conoces a muchas personas diariamente — Niall frunció el ceño.

—Podré conocer muchas personas pero jamas me olvidaré de donde vengo ni de las personas que son importantes para mí — lo mire con ternura. Acaba de confirmar, que aún seguía enamorada de él. Y nunca había dejado de estarlo.

—¿Puedo abrazarte? — pregunte.

—No tienes que preguntarlo. —

Dicho eso, salte sobre el, provocando que ambos caigamos sobre la arena, recostados. Yo estaba encima de él en ese momento, pero nada me importaba. Lo había necesitado mucho aunque me cueste admitirlo.

—Te extrañe Niall, no te das una idea de lo que te necesite — susurre mientras escondía mi cabeza en su cuello.

—Me hace sentir muy mal pensar que estuviste sola todo este tiempo. — susurro dándome un beso en mi cabeza.

—Lucy me ha a ayudado, pero aún así, sentía que te necesitaba —

—Te fallé —

—No lo has hecho, yo no te conté sobre él. —

—Aún así, pude haber llamado — su tono de voz sonaba triste.

—Ya déjalo así. Lo que importa es que estás aquí conmigo... y espero no volver a perderte. — confesé.

—______... — dijo después de un silencio. Sonaba como si estuviera por confesarme algo.

—¿Si? —

—Yo... — suspiró. —olvídalo. —

—Oh, Niall, sabes que... — dije mientras subía mi cabeza para mirarlo, pero me calle al instante al ver que estaba a tan sólo unos centímetros de su cara.

—Eres preciosa, ¿lo sabes? — susurró.

—Tú lo eres. — susurre mirando sus preciosos ojos.

Su cara comenzó a acercarse cada vez más a la mía. Temía que esto sea un sueño, que despierte junto a Noah, solos, sin él. Sentía su respiración en mi cara, cerré los ojos para disfrutar este momento. Siempre había querido besarlo, siempre había deseado hacerlo. Pero para él siempre fui su estupida mejor amiga.

—______ — habló el. —Debo decirte algo — ambos seguíamos en la misma posición.

—Dime — lo mire a los ojos.

—Estoy... — suspiró — estoy saliendo con Stephanie— dijo.

Rápidamente me separé de él y me senté. Sentía con si hubieran clavado mil cuchillos en mi corazón. Aún no podía creer que Stephanie fuera capaz de eso, pero qué más da, no éramos amigas.

—Genial — respondí intentado sonar bien.

—¿No estás molesta? — pregunto mirándome.

—Es tu vida — respondí mirando hacia el frente.

—Era tu amiga —

—Tú mismo lo dijiste, era — conteste mientras agarraba a Noah y lo sentaba en mis piernas, tenía arena en su cara y manitos.

—Está bien — suspiró.

—Mami — habló Noah, y besó mi mejilla.

—¿Que pasa cariño? —

—¿Nall es malo? — susurró en mi oido.

—No cariño, el es bueno. — sonreí. —¿Quieres jugar con el? — el solo asintió. Mire a Niall. —¿Crees que puedas jugar con el? Ama hacer castillos de arena. — sonreí.

—Encantado — sonrió Niall.

Ambos fueron corriendo hacia la orilla del mar, donde la arena estaba mojada y era mucho más fácil hacer. Yo sólo podía admirarlos encantada, Niall amaba los niños y se le daba muy bien cuidarlos. Quizá no sería mal niñero. Y al parecer, mi hijo lo amaba. Habían tenido una conexión especial y eso me encantaba. Ambos reian, provocando que mi sonrisa fuese imborrable. Saque mi móvil de mi cartera y comencé a fotografiarlo, quería que este momento quedara para siempre guardado. Luego de un rato largo, ellos se cansaron, y volvieron hacia donde yo estaba.

—Preciosa — me llamó Niall. Hace años no me llamaba así y fue algo que me sorprendió.

—¿Si? — conteste mientras limpiaba a Noah, tenía arena por todos lados.

—Quiero que conozcas a los chicos, digo, los conoces pero quiero que los conozcas mejor. Te agradarán. Daré una fiesta esta noche en mi casa— sonrío.

—E-Está bien — sonreí. —Pero no tengo donde dejar a Noah —

—Descuida, tráelo, a ellos se les da muy bien con los bebés — sonrío mostrando sus dientes.

—Genial, luego mándame por texto la dirección —

—No tengo tu número, cambie al menos cuatro veces de número ya que las fans adivinan y llaman a cualquier hora —

—Está bien, déjame anotartelo — me extendió su celular y anoté mi número. — Listo —

—Oh por dios — dijo casi susurrando.

—¿Que? — pregunte al ver que miraba hacia todos lados.

—Hay paparazzis, debemos irnos por el bien de Noah — dijo.

Rápidamente agarre a mi hijo y con ayuda de Niall guarde los juguetes. Caminamos hacia el súper lujoso auto de Niall, Noah iba detrás y yo de copiloto.

—Mañana saldré en todas las revistas, ¿verdad? —

—Puede que si — rió — las consecuencias de salir con Niall Horan —

—Está bien, solo... no quiero que dañen a Noah —

—Todo estará bien. — calló al escuchar la música que pasaban en la radio. —¡Es mi favorita! — subió el volumen.

—¡La mia también! — exclamé feliz. Aún teníamos los mismos gustos, aún éramos los de antes.Y