35.

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Devastada, ni siquiera esa palabra podía describir como me sentía en ese momento. Me habían arrebatado a mi hijo de la misma forma que me arrebataron a mi hermana años atrás. Me dolía respirar, me dolía mantenerme parada, solo quería quedarme en mi habitación llorando todo el día. No podía asimilar la situación, me negaba a creer que mi pequeño se había ido.

Austin estaba en coma, tenía un yeso en su pierna y la cara con lastimaduras. El maldito conductor se quedó dormido al volante y chocó el carro de la madre de Austin por detrás aplastando completamente a Austin y Noah.

Había pasado la noche del accidente junto a Austin toda la noche, temía que no despertara. Y sabía que cuando despertara, se culparía completamente por lo que pasó con Noah. No lo permitiría, él no había tenido la culpa de nada.

La mamá de Austin repetía la misma frase una y otra vez: por favor perdóname, no vi aquel camión venir. Sabía que no era su culpa, sabía que no era la culpa de nadie más que de ese conductor pero no podía dejar de pensar en que si yo no hubiera permitido que Noah vaya a la playa con Austin quizá lo tendría en mis brazos en ese momento.

-________... - apareció Lucy en la puerta de mi habitación.

Suspiré y la miré a los ojos, provocando que las lágrimas vuelvan a salir otra vez. A decir verdad, nunca en mi vida había soltado tantas lagrimas. En realidad, nunca en mi vida había sentido ese dolor.

-Ven aquí, cariño. - susurró mientras se acercaba a mi dándome un fuerte abrazo. Mi madre solía decir que un abrazo era la mejor cura para la tristeza pero no lo era. Definitivamente no.

Estuvimos en esa posición por mucho tiempo, quizá minutos, quizá horas. Mi cabeza no tenía noción del tiempo en absoluto.

No había dicho ni una sola palabra en el día, habían pasado cuatro días desde aquella llamada y solo había gastado mi tiempo llorando. Apenas me enteré de la noticia Niall me llevo al hospital donde se encontraba pero el había muerto en el camino, no llegó al hospital con vida, no pudo salvarse.

No quise irme del hospital porque sentía que si me iba en cierto punto lo estaba aceptando, pero Niall me sacó a rastras de ahí y me trajo a mi departamento. Me baño, me puso mi pijama, me acostó en mi cama y me abrazó mientras yo me ahogaba en mis lagrimas. Podía sentir como el lloraba mientras estábamos fundidos en el abrazo, sabía que el quería parecer fuerte junto a mi pero que por dentro le dolía casi tanto como a mí.

Mi madre venía en un avión camino a Londres, mi hermano Luke, Harry, la familia de Lucy, todos venían. Hace tres días Noah hubiera cumplido cuatro años y se suponía que estaríamos festejando su cumpleaños pero en lugar de eso, se había ido. Y para siempre.

-Por favor, deja de llorar. - murmuró. -Niall dijo que no has parado desde ayer, te deshidratarás.

-Él se fue Lucy, se fue y no volverá. - contesté.

-Él no se fue _______, el siempre estará junto a ti al igual que Polly.

-Hace unos días fue cumpleaños. - la miré a los ojos. Al ver si expresión de horror, supuse que mi aspecto no era el mejor. -Su regalo está en su habitación, se suponía que en unos días nos iríamos a Los Angeles de vacaciones. Él se fue. - volví a repetir.

-Ve a ducharte, ¿si? Vístete y luego baja, te sacarte de aquí.

-No quiero salir.

-Debes...

-No quiero salir. - la interrumpí.

-Estas aquí encerrada hace cuatro días, con suerte comes y duermes. Esto no está bien  _______. Debes preocuparte por tu propia salud, no voy a permitir que estés aquí depresiva. He hablado con Niall y esta muy preocupado por ti, ¡ni siquiera le hablas! Así que levanta tu jodido trasero y ve a ducharte.

Miré a Lucy unos segundos y suspiré, al parecer la había hecho enojar y no quería que todo se ponga peor, así que asentí y caminé lentamente hacia el baño.

Me di una ducha muy relajante que duro aproximadamente una hora. Niall se había ido a su casa en la mañana cuando Lucy vino a cuidarme, parecía una niña pequeña que no podía quedarse sola. Quizá tenían miedo de que intente alguna locura.

Una vez lista me coloqué mis anteojos de sol ya que no quería ser vista con esas enormes ojeras y ojos hinchados y salí junto a Lucy. No tenía idea donde íbamos y tampoco me importaba.

***

Miré mi vestido negro en el espejo. ¿Quien diría que días atrás me lo había comprado para el cumpleaños de Noah y ahora lo estaba usando para una ocasión completamente diferente? Exactamente una semana había pasado de todo y yo seguía igual, y quizá peor. Estaba comenzando a aislarme y alejarme de toda la gente que me rodea. No había hablado mucho con Niall, ni Lucy, ni ninguno de los chicos, habían venido a mi departamento pero los ignoraba por completo. No quería ver a nadie.

Miré los boletos con destino a Los Angeles en mi tocador. En dos días se supone que me iría de vacaciones y resultaba algo tentador utilizarlos sin decirle a nadie. La idea de tomarme ese avión sin avisarle a nadie me agradaba pero sabía que solo causaría problemas.

-Es hora. - dijo Niall apareciendo en mi habitación. Asentí y caminé detrás de él.

Me sentía algo mal por ignorarlo ya que el había puesto lo mejor de él para que yo pueda salir adelante y comenzaba a sentir que se estaba rindiendo. Quizá era lo mejor.

Subí al auto del lado del copiloto y me coloqué mis ray-ban ya que divisé a un paparazzi fotografiándonos de lejos. La prensa se había enterado de la muerte de Noah y atormentaban a Niall con preguntas. No tenía idea por qué se interesaban pero no quería que se entrometan.

No hablamos en todo el camino hasta llegar al cementerio, donde se llevaría a cabo el funeral.

-Cariño, debes bajar del auto. - dijo Niall desde la puerta del copiloto.

-No quiero hacer esto. - sollocé.

-Tienes que hacerlo. - acarició mi mejilla. -Por él.

-No me sueltes, Niall.

-No lo haré, princesa.

Titubeé unos segundos y finalmente baje del auto sujetando la mano de Niall. No entendía como era que aguantaba todo eso y seguía a mi lado. Cualquier chico hubiera salido corriendo a la primera. Niall no era cualquier chico, definitivamente.

La ceremonia comenzó y mi mente comenzó a repasar todos los momentos que había vivido con Noah. La primera vez que lo tuve en mis brazos estaba realmente asustada e intrigada, era solo una niña de dieciocho años recién cumplidos pero estaba orgullosa de mi, lo había hecho sola y a la perfección. Imágenes de las primeras palabras de Noah invadieron mi mente, sus primeros pasos y risas. Era un niño muy dulce y cariñoso, sabía que me amaba con todo su pequeño ser al igual que yo a él. Era el amor de mi vida y siempre lo será.

-_______, vamos. - habló Niall sacándome de mis pensamientos.

-¿Que? - pregunté sin entender.

-La ceremonia terminó, vámonos Puppet. - dijo esta vez Harry quien intento sonreír pero a decir verdad era la peor sonrisa que alguien había fingido. La ceremonia había terminado y no había registrado ni una parte de ella.

-Yo... los alcanzó en unos segundos, ¿está bien? - ambos asintieron y me dejaron sola.

Miré hacia el frente y ahí se encontraba. "Noah Miller. 2010-2014". Me arrodillé frente a la tumba y deposité una pequeña rosa. No quería hacerlo, pero debía. Mi corazón me decía que debía despedirme de él de alguna forma.

-Yo... no sé cómo hacer esto. - suspiré. -Te me fuiste tan rápido, amor, planeaba para ti la mejor vida. Quería verte ir al instituto, quería verte graduar y llorar porque te irías a la universidad, quería protegerte y consolarte con tu primer corazón roto. Aún no entiendo por qué la vida te arrebató de mi lado pero todo paso por algo, ¿cierto? Solo espero que sea donde sea que estés, estés mucho mejor que aquí y siempre junto a mi. Te recordaré cada día de mi vida cariño, alegre y cariñoso. Espero que nunca te olvides de mi porque yo no lo haré de ti... Te amo, Noah. - las lágrimas caían descontroladas de mis ojos. -Hasta siempre. - susurré.

Noah. |Niall Horan & tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora