20.

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Abrí mis ojos lentamente, me encontraba recostada entre Noah y Niall, este último me tenía sujetada desde la cintura. Bastante pegados, a decir verdad. Me sonroje ante ello. Bese lentamente la mejilla de mi hijo y, intentando no despertar a ambos, me zafé de su agarre victoriosamente.

Busque entre mi valija ropa cómoda, ya que comenzaría mi mañana en el gimnasio del hotel. Luego de tener a Noah, el médico me había recomendado hacer actividad física, y no era algo de lo que me quejaba. Es decir, baile toda mi vida hasta los catorce años, y eso requería mucho entrenamiento. Sujete mi cabello con una coleta alta y despeinada, me aseé y decidí poner en marcha mi día.

El hotel era demasiado grande, y con muchas celebridades en el. Se encontraba en el centro de Nueva York, y hoy los chicos tenían su gran show en el Madison Square Garden en el cual muchas celebridades estaban invitadas, y se hospedaban en este hotel, según Harry. Estaba ansiosa por ver a alguno, si bien trabajaba en una de las revistas más famosas del mundo y debía lidiar con ellas, me seguía emocionando al ver celebridades.

Decidí pasar por el desayuno, ya que nadie en su sano juicio iba al gimnasio sin nada dentro de su estómago. Opte por un jugo de naranja y una tostada con mermelada. No era un gran desayuno, pero odiaba comer en las mañanas. Me senté en mesa, bastante solitaria a decir verdad, y abrí Twitter. Twitter era como el diario que leía mi abuela todas las mañanas, sin leer un poco de él a la mañana, me sentía extraña. Estaba bastante concentrada, digamos, no siempre se empieza el día leyendo que Miley Cyrus se iba a casar con Liam Hemsworth. Alguien a mi lado carraspeó, me lleve una ¿grata? sorpresa al ver quien era.

—Mmm, ¿hola?

—Hola. — sonrió.

Su sonrisa provocó que algo dentro mío se encendiera.

—¿Quien eres? — preguntó.

—Dime tú, te has sentado aquí sin siquiera conocerme. — sonreí apenas.

—Eres algo ruda, me agrada. — sonrió aún más. —Soy Justin Bieber. — me extendió su mano.

¡Claro que sabía quien era! Pero no quería quedar como una fan desquiciada ni nada por el estilo, aunque no lo era.

—______ Miller. — tome su mano.

—¿Que haces por aquí?

—Pues, desayunando, ¿no lo ves? — respondí desinteresada tomando un sorbo de mi jugo.

—Eres bastante testaruda para mantener una conversación. — río.

Miró la credencial que tenía colgada en mi cuello. Todo el personal de One Direction debía tener uno de esos, para poder identificarse fácilmente y no tener problemas con el personal del hotel.

—Vaya, con que eres del Staff de mi querido amigo Niall.

Me sorprendió saber que Niall era su amigo. Años atrás era su mayor fan.

—Fotógrafa de One Direction... y amiga de Niall — lo mire fijamente. —¿Estas en este hotel porque esta noche irás a verlos?

—Estas en lo correcto. Será un gran show, no me lo perdería en absoluto.

—Genial. — conteste.

El ambiente se había tornado algo incómodo. Cualquier chica hubiera pagado por estar sentada conversando con Justin Bieber, pero yo no era una de esas, sólo quería que me deje sola. Odiaba terriblemente hablar a la mañana.

—Bien. — mire la hora en mi celular. — Debo irme — me pare bajo su atenta mirada. —Un placer charlar contigo. — intente ser cortes.

—¿Al menos puedes darme tu número?

—Lo siento, no traigo mi celular conmigo y no recuerdo mi numero.

¡Claro que era una excusa! Ambos miramos mi celular, que se encontraba en mi mano izquierda. Rápidamente lo escondí.

—Pero...

—¡Adiós! — exclame para escabullirme entre la gente de aquel lugar.

No tenía tiempo para romances y mucho menos con una de las celebridades más escandalosas del país.

Camine en busca de aquel maldito gimnasio, el cual llevaba buscando más de diez minutos. Y digamos que no encontraba a nadie del personal del hotel para preguntarle de donde se encontraba. Me topé con una habitación que llamó bastante mi habitación. Entre, con una guerra de sentimientos dentro mío. Espejos en las cuatro paredes, piso de madera, un parlante. Me mire al espejo seriamente, luchando conmigo misma decidiendo si lo que estaba por hacer era lo correcto. Seis años que no lo hacía, seis años en los que moría por hacerlo, mi mente no me dejaba, pero mi corazón moría por aquello.

Camine hacia el parlante, y conecte mi celular al mismo. Abrí Spotify, tecleé la canción que solía bailar con Polly día y noche, y fue exactamente la última que bailamos juntas. She Will Be Loved de Maroon 5 comenzó a soñar en aquella habitación. Camine insegura al centro y suspire. Yo podía hacerlo, por mi, por Polly, porque era lo que yo realmente amaba, además de la fotografía. La canción llevaba bastante sonando y yo aun no lo lograba mover ni una parte de mi maldito cuerpo. Suspire mirando mi reflejo atentamente y cerré con fuerza mis ojos. Brazo izquierdo arriba, pierda derecha estirada y finalmente di una vuelta. Repetí aquel acto unas cinco veces, pero mi vista se nublo impidiendo ver mi alrededor para finalmente caer de rodillas al piso, cubriendo mi rostro con ambas manos. Si había algo de lo que estaba muy segura era de que no podía hacerlo, no lo disfrutaba como antes, y cada paso que cada era una daga en mi corazón.

Sentí unos brazos rodearme, provocando que me exaltara, pero al instante reconocí su aroma y me sentí más segura que nunca.

—Ya pequeña, aquí estoy. — susurró en mi oído para luego darme un beso en la frente.

Estuvimos en la misma posición por unos cuantos minutos hasta que me quede totalmente seca, sin una lagrima más por derramar.

—No pude hacerlo. — lo miré fijamente a los ojos.

Su mirada reflejaba tristeza, sabía que lo de Polly le había afectado a él también. Se querían mucho.

—No importa bonita, ya podrás hacerlo. Quizás... quizás no es el momento adecuado.

—Creí que estaba lista.

—Con el tiempo lo estarás. — sonrió mientras acariciaba mi mejilla.

Su mirada reflejaba amor ahora, y ambos nos habíamos quedado en completo silencio mirándonos fijamente. Y a decir verdad no se sentía para nada incómodo.

Una parte de mí quería saltar sobre él y besarlo salvajemente, el sueño que había tenido desde adolescente pero otra parte de mí decía que no debía hacerlo, solo iba a sufrir y hacer sufrir a Noah, había sufrido lo suficiente en sus casi tres años de vida.

—______... me duele. — susurro juntando nuestras frentes. —Me duele amarte de esta forma y no ser correspondido.

Al escuchar esas palabras, mi corazón explotaba de amor. No podía creer lo que estaba escuchando ¡Lo que siempre había querido escuchar! Definitivamente estaba más que enamorada de Niall y todos los días lo confirmaba.

—Niall, yo...

—Está bien. —me interrumpió. —No tienes nada que decir, ya se que no sientes nada. — dijo esto último con algo de dolor en sus palabras.

Suspire profundamente, estaba por hacer algo que quizá después me arrepienta, o quizás no, pero debía permitirme ser feliz.

—Te amo Niall, y siempre lo he hecho.

—¿Q-que? — me miro sorprendido. —______, tu...

—No digas nada. — dije para luego lanzarme sobre sus labios, ¡finalmente! y fundirnos en un hermoso y tierno beso.

Noah. |Niall Horan & tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora