8.

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Habían pasado días en los que, por suerte, no sabía nada de Niall. Era fin de semana y me dedicaba a estar con Noah, ya que en la semana, no podíamos estar mucho tiempo juntos.

Lucy, ahora vivía en Londres, se mudó junto a nosotros, yo era su única amiga y no quería perderme. Fue lo mas lindo que alguien podía haber hecho por mi. El timbre sonó, era ella. Quedamos en mirar nuestra película favorita y comer pochoclos. Era un gran plan de sábado.

-¡Hola, hola! - entró a mi casa casi gritando. -¡Llegó la tía más linda del mundo! ¿Donde está mi pequeño? - ella y Noah tenían una relación tan buena, que a veces lograba ponerme celosa.

-¡Aquí tita, aquí! — apareció Noah, desde la cocina.

Algo que tenía que resaltar de él, era que su lugar favorito de la casa era la cocina. Y comer también lo era. Tenía un gran apetito para tener tan solo dos años.

—He traído pochoclos — Me tendió la bolsa. — Y para mí pequeño, una paleta.— sacó uno de su bolsillo. Noah era amante de las paletas.

—¡Mami, mami! — exclamó mostrándome si paleta. — Comer leta — sonrió. Me recordaba a mí de pequeña usualmente. 

—Está bien amor pero primero debes dar las gracias a la tía Lucy. — sonreí.

—Gacias tita— dijo mientras extendía los brazos para que Lucy lo cargue.

Fuimos los tres juntos hacia la sala. Mi casa era algo grande, luego de mucho trabajo había logrado comprar esa cara para Noah y para mí. Tenía tres habitaciones, tres baños, un extenso living, una cosita normal y un patio trasero bastante grande, con una pequeña pileta en el. A Noah le encantaba jugar en el patio, pero sin mi supervisión no lo dejaba, ya que temía que cayera al agua.

—¿Que veremos hoy? — preguntó Lucy mientras recostaba a Noah en su pecho. Era la hora de la siesta y él lo sabía.

—Pues... no lo sé. ¿No hemos quedado que veríamos Cartas a Julieta? — pregunte mientras buscaba una película en Netflix.

—Ya la sabemos de memoria, Miller. —

—Está bien — reí. Tenía razón.

—¡Esa! — exclamó.

—¿La ultima canción? — pregunté rodando los ojos. La habíamos visto tres veces.

—¡Por favor! Adoro a Miley Cyrus — sobresalió su labio.

—Bien — rodé los ojos.

La película era algo triste, el papá de Ronnie había enfermado y ella quería pasar la mayor cantidad de tiempo posible con el. Aquella película te hacía dar cuenta de muchas cosas, sobretodo de que tienes que aprovechar a tus padres.

El timbre de mi casa sonó. Mire el reloj. Las cinco en punto. No esperaba a nadie, por lo cual era bastante raro.

—Iré a abrir, ve a llevar a Noah a su habitación — le dije a Lucy. Mi hijo ya estaba durmiendo.

—Está bien.

Abrí la puerta y mis ojos se abrieron como platos. ¿Qué hacía aquí? Esto no estaba bien.

—Hola — sonreí nerviosa.

—Hey — saludó. —¿Tienes tiempo para tomar un café?

—Claro, iré por mi chaqueta. —No quería que entre a mi casa, descubriría a Noah.

—No, nos quedaremos aquí. — contestó.

Si me negaba, se daria cuenta de que algo anda mal e intentaría descubrirlo, y si aceptaba, vería la verdad.

—E-Está bien — me hice a un lado para que pase.

—Wow, una casa tan grande, ¿para ti sola? — preguntó observando mi casa.

—Pues... 

—______, Noah ya... — apareció Lucy interrumpiéndome, pero al ver a Niall calló rápidamente. —Oh... un gusto, soy Lucy, mejor amiga de _____ — se presentó.

—Niall Horan — sonrió.

—Yo me iré, cualquier cosa sabes donde estoy — Lucy beso mi mejilla y desapareció de mi casa.

—Vamos por el café — le dije mientras caminaba a la cocina, con el detrás mío.

Mientras caminaba, intentaba esconder las cosas que daban indicios de que un bebé viva en esta casa.

—¿Que te trae por aqui? — le dije dándole las espaldas, mientras preparaba el café.

—Solo pasaba... 

—¿Como sabes donde vivo? 

—Contactos — escuché que se acercó hacia donde yo estaba. Se formó un silencio, pero era un silencio tenso. Quizá el más tenso de mi vida. — ¿Ha sido difícil conseguir la temperatura perfecta de la leche? Porque dicen que es muy difícil para los bebés. 

—Claro que si, él solo ha llorado unas cuant... — callé al instante. Voltee a verlo rápidamente, el me miraba muy serio.

—¿Cuando ibas a decírmelo? 

—No pude hacerlo. — conteste mientras servía el café.

—Maldita sea, pudiste habérmelo dicho, pude haberte ayudado. — contestó furioso, provocando que deje de servir el café y lo mire.

—¡No quería retenerte! Ibas tras tus sueños, no iba a arruinar tu futuro con uno de mis malditos problemas. Pude yo sola. 

—Pude haberte ayudado desde el primer momento. — Podía notar sus ojos brillosos.

—¿Quien te lo ha dicho? 

—Ayer por la tarde, vi a Stephanie. Ella dijo que hace dos años, te vio con una enorme panza de embarazada. 

—Oh — me limite a responder.

—¿Puedo ver a tu bebé?— me dijo con la voz entrecortada. Sentía que le había fallado, a una de las pocas personas en la tierra que había estado conmigo en todo momento.

—Está bien, está durmiendo arriba. 

Nos dirigimos hacia la habitación de Noah, que estaba decorada con leones, el los amaba. Ahí estaba mi hijo, durmiendo en su pequeñita cama. Era muy precioso.

—Él es Noah Miller. — susurré mientras me arrodillaba junto a la cama.

—Es tan... precioso — susurro con ternura. Jamás había visto ese lado de Niall.

—Lo es. Estoy tan feliz de tenerlo a mi lado. 

—¿Por que tiene tu apellido? 

—Su padre es un patan — me miro expectante, como si estuviera esperando más respuestas. Suspire. —Es Austin. 

—¿De verdad? — abrió los ojos grandes. —En... ¿la fiesta? 

—Si. El día que nació Noah, fui a la casa de Austin a contarle de la existencia de su hijo. Pero el solo decidió desparecer diciendo que no estaba preparado para un hijo. 

—Es un... 

—Está bien, somos felices sin el — sonreí mientras acariciaba el cabello rubio de mi hijo.

—Es increíble verte como madre, jamas lo hubiera imaginado. 

—Muchas gracias — respondí sarcástica.

—¿Lo has hecho todo tu sola? — preguntó sorprendido.

—Absolutamente todo. No fue nada fácil, pero todo vale la pena, mi pequeño es un ángel. — lo miré a Niall.

—Estoy orgulloso de ti. 

—Y yo de ti, ¿sabes? No he tenido la oportunidad de decirlo, pero verte en todas las portadas me llenaba de orgullo, como una mamá. 

—Te quiero, ¿lo sabes, verdad? — preguntó acariciando mi mejilla. Volver a sentir su tacto me volvía loca.

—Y yo a ti, Niall. 

Noah. |Niall Horan & tu|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora